El mundo del streaming ha evolucionado de manera vertiginosa en los últimos años, convirtiéndose en una plataforma donde la creatividad y la interacción se entrelazan con el riesgo y la autodestrucción. Recientemente, dos casos han captado la atención del público, revelando el lado oscuro de esta industria: la muerte del streamer francés Jean Pormanove y el regreso a la fama de Simón Pérez, un influencer español que ha llevado su vida al límite en busca de dinero y reconocimiento.
### La Trágica Muerte de Jean Pormanove
Jean Pormanove, conocido como JP, fue un streamer francés que se hizo famoso por sus transmisiones en vivo en la plataforma Kick. El 18 de agosto de 2025, fue encontrado muerto mientras transmitía en directo, un hecho que ha conmocionado a la comunidad de streamers y a sus seguidores. Durante 12 días, JP fue víctima de maltrato extremo por parte de sus colegas, quienes lo sometieron a palizas, ahogamientos y descargas eléctricas, todo ello mientras estaba en vivo. A pesar de la gravedad de la situación, la Fiscalía de Niza ha declarado que la causa de su muerte no fue un traumatismo ni la intervención de un tercero, sugiriendo un posible origen médico o toxicológico.
Este trágico suceso ha puesto de manifiesto la falta de regulación en plataformas como Kick, donde los límites del contenido permitido son difusos. La permisividad de la plataforma ha permitido que se desarrollen situaciones extremas que, en el caso de JP, resultaron fatales. La comunidad de streamers se enfrenta a un dilema: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar para atraer audiencia y generar ingresos?
### Simón Pérez: El Regreso del Autodestructivo
Por otro lado, el caso de Simón Pérez ha resurgido en las redes sociales, generando un debate sobre la ética del contenido que se produce en plataformas de streaming. Pérez, quien ganó notoriedad en 2017 por un video sobre hipotecas a tipo fijo, ha vuelto a la escena pública tras ingresar voluntariamente en un centro psiquiátrico. Su regreso a las plataformas de streaming ha sido marcado por comportamientos autodestructivos, donde se ha grabado bajo los efectos de drogas, realizando actos humillantes y peligrosos en busca de donaciones.
En sus transmisiones, Pérez ha admitido que su objetivo es ganar 5.000 euros, lo que lo ha llevado a realizar actos cada vez más extremos. Desde arrojar objetos por un balcón hasta actuar de manera grotesca, su contenido ha sido criticado por promover la autodestrucción y el riesgo personal. A pesar de las advertencias sobre los peligros de su comportamiento, Pérez ha encontrado una audiencia dispuesta a consumir este tipo de contenido, lo que plantea preguntas sobre la responsabilidad de las plataformas y de los creadores de contenido.
### La Plataforma Kick y su Impacto en el Streaming
Kick, la plataforma donde ambos streamers han encontrado su espacio, ha sido objeto de controversia desde su lanzamiento en 2022. Con una política de moderación laxa, permite a los creadores de contenido explorar límites que otras plataformas prohíben. Esto ha llevado a que Kick sea vista como un espacio “sin reglas”, donde la violencia, el lenguaje ofensivo y el consumo de drogas son tolerados en un nivel que podría considerarse peligroso.
La plataforma ha crecido rápidamente, atrayendo a creadores que buscan mayores ingresos. Kick reparte el 95% de los ingresos a los streamers, en comparación con el 50% que ofrece Twitch, lo que ha llevado a muchos a cambiarse a esta nueva plataforma. Sin embargo, este modelo de negocio ha generado un entorno donde el contenido extremo y autodestructivo puede ser más lucrativo, lo que plantea serias preocupaciones sobre la salud mental y la seguridad de los creadores.
### La Búsqueda de Audiencia a Cualquier Costo
Los casos de Jean Pormanove y Simón Pérez son solo ejemplos de una tendencia creciente en el mundo del streaming, donde la búsqueda de audiencia y dinero puede llevar a los creadores a situaciones extremas. La presión por destacar en un mercado saturado ha llevado a muchos a cruzar líneas que antes se consideraban inaceptables. La autodestrucción se ha convertido en un espectáculo, y la audiencia, en muchos casos, parece estar dispuesta a consumirlo.
La comunidad de streamers y las plataformas deben reflexionar sobre el tipo de contenido que se promueve y las implicaciones que tiene para la salud mental de los creadores. La falta de regulación y la permisividad en plataformas como Kick pueden tener consecuencias devastadoras, como se ha visto en los casos recientes. La industria del streaming se enfrenta a un momento crítico, donde es necesario encontrar un equilibrio entre la libertad creativa y la responsabilidad social.