La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una mera curiosidad tecnológica para convertirse en una herramienta cotidiana en la Formación Profesional (FP) en España y América Latina. Esta transformación ha generado un debate sobre las oportunidades y riesgos que la IA presenta en el ámbito educativo. Mientras que los docentes ven en la IA una forma de optimizar su tiempo y actualizar materiales, muchos estudiantes la utilizan como un atajo para cumplir con sus tareas académicas. Esta dualidad de percepciones plantea una pregunta crucial: ¿Está la FP realmente preparada para integrar una tecnología que, aunque acelera el aprendizaje, también puede empobrecerlo?
Un informe elaborado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la organización Ayuda en Acción proporciona una visión detallada sobre este fenómeno. Según el estudio, la IA no introduce problemas completamente nuevos en el sistema educativo, sino que intensifica desafíos ya existentes. Esto significa que la llegada de la IA a las aulas no es un fenómeno aislado, sino que se presenta en un contexto de desigualdades preexistentes que la tecnología puede amplificar.
### La Adopción de la IA en el Aula: Un Doble Rasero
Los datos del informe revelan que el 25,6% del profesorado utiliza la IA de manera frecuente, mientras que un 38,1% la ha probado en alguna ocasión y un 36,4% nunca la ha utilizado. Sin embargo, entre los estudiantes de Grado Superior, la adopción de la IA es mucho más alta: el 43% la utiliza habitualmente y el 77% la emplea para preparar trabajos. Esta diferencia en el uso de la IA entre docentes y alumnos genera una paradoja. Mientras que los profesores aceptan la IA como una herramienta útil para la elaboración de contenidos y la generación de exámenes, muestran resistencia cuando los estudiantes la utilizan con fines similares.
Marta Carretero, responsable de estudios de Ayuda en Acción, señala que los docentes recurren a la IA por falta de tiempo, pero cuando los estudiantes hacen lo mismo, surge una resistencia. Esta tendencia a utilizar la IA como una herramienta instrumental, en lugar de un recurso para fomentar el pensamiento crítico, es preocupante. La mayoría de los docentes la ven como una solución práctica, lo que puede llevar a un aprendizaje superficial. Además, existe un temor entre los educadores de que la automatización erosione su rol y criterio en el proceso educativo.
El informe también destaca que la IA se utiliza principalmente para tareas administrativas y de contenido, lo que podría llevar a una cesión del criterio experto de los profesores en la toma de decisiones pedagógicas. Esta situación plantea un dilema: ¿cómo se puede integrar la IA en el aula sin que se pierda la esencia del proceso educativo?
### Brechas Digitales y Desigualdades Amplificadas
Uno de los aspectos más preocupantes que aborda el informe es el riesgo de que la IA profundice las desigualdades existentes en el sistema educativo. En lugar de igualar las condiciones, la IA tiende a reproducir y amplificar las brechas asociadas al capital cultural, las competencias digitales y el acceso a recursos. Por ejemplo, los estudiantes de familias con estudios superiores tienden a utilizar menos la IA para resolver dudas, prefiriendo recurrir a sus padres. En contraste, aquellos que no cuentan con ese apoyo familiar dependen más de la IA, lo que limita su desarrollo del pensamiento crítico.
Además, aunque el uso de la IA es más frecuente en centros educativos públicos, las formaciones específicas sobre esta tecnología se imparten en mayor medida en centros concertados. Esto significa que aquellos que más utilizan la IA son, a menudo, los que menos formación reciben sobre su uso adecuado. Esta situación podría llevar a una generación de estudiantes que, en lugar de convertirse en pensadores críticos, se convierten en consumidores pasivos de información generada por la IA.
El informe también advierte sobre los riesgos asociados a la privacidad y la vigilancia. La IA se entrena con datos que a menudo reproducen estereotipos de género, clase social y origen, lo que puede encasillar a los estudiantes y reforzar desigualdades en lugar de mitigarlas. La acumulación de datos personales en aplicaciones de IA, como los chatbots, plantea preocupaciones sobre la seguridad y la transparencia, lo que requiere la implementación de sistemas robustos para proteger la información de los alumnos.
A pesar de estos riesgos, la IA también presenta oportunidades significativas. Puede optimizar tareas docentes, personalizar el aprendizaje y agilizar procesos administrativos. La capacidad de la IA para adaptar contenidos y recomendaciones a las necesidades individuales de los estudiantes es un avance que no se puede ignorar. Sin embargo, es fundamental que este potencial se utilice de manera crítica y responsable, siempre acompañado del factor humano.
La integración de la IA en la educación no debe ser vista como un fin en sí mismo, sino como un medio para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. La orientación y el acompañamiento humano siguen siendo esenciales para conectar a los estudiantes con sus estudios y ayudarles a desarrollar habilidades críticas y analíticas.
### La IA como Competencia Profesional
Más allá del ámbito educativo, la inteligencia artificial se ha convertido en una competencia esencial en el mercado laboral. La capacidad de utilizar la IA se está convirtiendo en un requisito fundamental para acceder a muchos empleos. En este sentido, la educación debe adaptarse para garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de desarrollar estas habilidades. Sin embargo, la falta de acceso equitativo a la formación en IA podría dejar a una parte del alumnado fuera de las nuevas oportunidades profesionales que surgen en un mundo cada vez más digitalizado.
El informe concluye que la irrupción de la IA en la educación requiere un enfoque cauteloso, basado en evidencias y en la participación activa de la ciudadanía. La clave está en integrar la IA de manera crítica y responsable, asegurando que el factor humano siga siendo determinante en el proceso educativo. La IA ha llegado para quedarse, pero su implementación debe ser guiada por principios éticos y pedagógicos que prioricen el desarrollo integral de los estudiantes.