Las relaciones diplomáticas entre España e Israel han alcanzado un punto crítico tras la reciente decisión del Gobierno español de votar un decreto que propone un embargo de armas a Israel. Esta medida ha generado una fuerte reacción por parte de la Embajada de Israel en Madrid, que ha calificado la elección del 7 de octubre para llevar a cabo la votación como «aberrante e inhumana». Esta fecha coincide con el segundo aniversario de un ataque terrorista perpetrado por Hamás, lo que ha intensificado la controversia y el malestar en el Ejecutivo israelí.
La decisión de votar en esta fecha ha sido criticada por considerarse una falta de respeto hacia las víctimas de la masacre y ha sido interpretada como un acto de hostilidad por parte del Gobierno español. La Embajada israelí ha emitido un comunicado en el que expresa su «repulsa» y señala que esta acción refleja una «obsesión antiisraelí» del Gobierno español. A pesar de la dureza del comunicado, también se deja entrever un deseo de distensión, sugiriendo que «aún no es tarde» para reconsiderar la votación.
La situación se complica aún más por el contexto interno en Israel, donde el Gobierno de Netanyahu enfrenta múltiples desafíos, incluyendo la necesidad de negociar la liberación de ciudadanos secuestrados y la presión internacional por el conflicto en Gaza. En este sentido, las fuentes consultadas han indicado que España, aunque visible, es considerada una «gota en el océano» de problemas que enfrenta Israel, lo que sugiere que el Gobierno israelí no está dispuesto a dedicar demasiados recursos a una disputa con España.
El panorama político en España también es incierto. La votación del decreto se presenta con un apoyo inesperado de Junts, que ha anunciado su respaldo al texto, lo que facilitaría su convalidación. Por otro lado, Podemos ha vinculado su apoyo a la capacidad de movilización en las calles, aunque sus recientes manifestaciones no han logrado la afluencia esperada. Esto ha llevado a tensiones internas dentro del partido, donde algunos miembros exigen un embargo más contundente.
El Partido Popular, por su parte, ha mantenido una postura ambigua, dejando abierta la posibilidad de abstenerse en la votación, mientras que su única exigencia es que el decreto no comprometa la seguridad nacional. Esta coincidencia de intereses entre el PP y el PSOE en relación con el embargo y el plan de paz de Trump ha generado un clima de incertidumbre sobre el futuro de la política exterior española hacia Israel.
La crisis diplomática se ha intensificado no solo por el embargo propuesto, sino también por el respaldo de España a iniciativas que Israel considera provocativas, como el apoyo a la flotilla que intenta romper el bloqueo naval en Gaza. Esta situación ha llevado a un aumento de las tensiones y a un deterioro de las relaciones bilaterales, que ya eran frágiles.
En medio de este contexto, la votación del embargo de armas se convierte en un símbolo de las divisiones políticas en España y de las complejidades de la política internacional. La decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de llevar a cabo esta votación en una fecha tan significativa para Israel ha sido vista como un acto de desafío, lo que podría tener repercusiones a largo plazo en las relaciones entre ambos países. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos y qué impacto tendrán en la estabilidad de la región y en la política española en el futuro.