El cambio climático se ha convertido en uno de los desafíos más apremiantes de nuestra era, afectando no solo al medio ambiente, sino también a la salud pública a nivel mundial. Un reciente informe de The Lancet Countdown on Health and Climate Change ha revelado datos alarmantes sobre el aumento de muertes y enfermedades relacionadas con el calor y la contaminación atmosférica. Este artículo explora las implicaciones de estos hallazgos y la necesidad de un cambio inmediato en las políticas ambientales.
### Aumento de Muertes Relacionadas con el Calor y la Contaminación
Desde la década de 1990, las muertes atribuibles al calor han aumentado en un 23%, alcanzando la cifra de 546,000 muertes anuales. Este incremento se ha visto acompañado por un récord de 154,000 muertes en 2024 debido a la contaminación del aire provocada por incendios forestales. Además, se estima que 2.5 millones de muertes al año son consecuencia de la contaminación del aire generada por la quema de combustibles fósiles, como la gasolina y el carbón.
La investigadora principal del informe, Marina Romanello, ha señalado que el panorama es sombrío y que las amenazas a la salud pública son cada vez más evidentes. Las olas de calor, los fenómenos meteorológicos extremos y el humo de los incendios forestales están causando estragos en la salud de millones de personas. En 2024, el año más caluroso registrado, la población mundial experimentó un promedio de 16 días adicionales de calor extremo, lo que ha llevado a un aumento significativo en las muertes relacionadas con el calor.
En Estados Unidos, el informe destaca que las personas estuvieron expuestas a un promedio de 14 días de olas de calor, de los cuales se estima que 10 no habrían ocurrido sin la influencia del cambio climático. Esto se traduce en aproximadamente 11,500 muertes por el humo de incendios forestales, un aumento del 49% en comparación con el promedio de 2003-2012. La situación es aún más crítica cuando se considera que las sequías y las olas de calor han llevado a un aumento en la inseguridad alimentaria, afectando a 123 millones de personas más en 2023 en comparación con el promedio de 1981 a 2010.
### La Resistencia de la Industria de Combustibles Fósiles
A pesar de la creciente evidencia sobre los efectos devastadores del cambio climático, la industria de combustibles fósiles continúa expandiendo su producción. Las 100 compañías de petróleo y gas más grandes del mundo han incrementado su producción proyectada, y los principales prestamistas del sector han invertido un total de $611 mil millones en 2024, lo que representa un aumento del 29% respecto al año anterior. Esta tendencia es alarmante, ya que cada unidad adicional de gases de efecto invernadero emitidos solo incrementa los costos y desafíos de adaptación.
Nadia Ameli, profesora de finanzas climáticas en el University College de Londres, ha enfatizado que la dependencia continua de los combustibles fósiles pone en riesgo la salud y la vida de los 8 mil millones de personas en el planeta. La falta de acción y el retroceso en los compromisos climáticos por parte de algunos gobiernos, especialmente en Estados Unidos, agravan la situación. La reversión de políticas ambientales no solo afecta el medio ambiente, sino que también tiene un impacto directo en la salud pública, aumentando la vulnerabilidad de las poblaciones ante desastres naturales y crisis de salud.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido sobre la necesidad urgente de abordar el cambio climático como una cuestión de salud pública. La interconexión entre el medio ambiente y la salud es innegable, y las políticas deben reflejar esta realidad. La adaptación y mitigación del cambio climático no son solo responsabilidades de los gobiernos, sino también de las empresas y la sociedad civil. La acción colectiva es crucial para enfrentar este desafío global.
### La Urgencia de la Acción Colectiva
La situación actual exige un enfoque integral que involucre a todos los sectores de la sociedad. La educación y la concienciación sobre el cambio climático son fundamentales para movilizar a las comunidades y fomentar un cambio de comportamiento. Las iniciativas locales, como la promoción de energías renovables y la reducción del uso de combustibles fósiles, pueden tener un impacto significativo en la reducción de emisiones y la mejora de la salud pública.
Además, es esencial que los gobiernos implementen políticas que prioricen la salud y el bienestar de sus ciudadanos. Esto incluye la inversión en infraestructura resiliente, sistemas de salud robustos y programas de adaptación al cambio climático. La colaboración internacional también es crucial, ya que el cambio climático es un problema global que requiere soluciones globales.
La comunidad científica ha dejado claro que el tiempo para actuar es ahora. Cada día que pasa sin una acción significativa solo aumenta el costo de la adaptación y la mitigación. La salud de las generaciones futuras depende de las decisiones que tomemos hoy. La combinación de políticas efectivas, innovación tecnológica y participación ciudadana puede marcar la diferencia en la lucha contra el cambio climático y sus efectos devastadores en la salud pública.
La crisis climática no es solo un problema ambiental; es una crisis de salud que afecta a millones de personas en todo el mundo. La evidencia es clara y el llamado a la acción es urgente. La salud de nuestro planeta y de sus habitantes está en juego, y es responsabilidad de todos trabajar juntos para crear un futuro más sostenible y saludable.
 
									 
					 
