En la última década, el accidente cerebrovascular (ACV) ha dejado de ser una preocupación exclusiva de la población mayor de 60 años, convirtiéndose en una realidad que afecta cada vez más a adultos jóvenes y mujeres en todo el mundo. Dos estudios recientes han puesto de manifiesto esta tendencia alarmante, revelando no solo un incremento en la cantidad de casos, sino también en la mortalidad asociada a esta patología. La investigación publicada en The Lancet Regional Health – Americas ha examinado la evolución de los eventos cardiovasculares en la región durante los últimos 30 años, destacando un aumento en la incidencia de ACV entre personas más jóvenes desde 2015, a pesar de que las tasas ajustadas por edad habían mostrado una disminución general hasta ese momento.
El estudio, que abarcó 38 países y territorios de las Américas, fue realizado por un equipo internacional de científicos, incluyendo al neurólogo argentino Matías Alet. Este experto ha señalado que el aumento de casos de ACV, especialmente en mujeres de mediana edad, es preocupante. Alet atribuye este fenómeno a varios factores, como la desigualdad en la atención médica, el sedentarismo, el tabaquismo y las barreras en el acceso a la salud. En particular, la mortalidad y carga de enfermedad por ACV isquémico han aumentado desde 2010, siendo más pronunciados en países con alta población y economías de ingresos medios-altos.
Uno de los hallazgos más inquietantes del estudio es que el ACV se ha convertido en una de las tres principales causas de muerte en 2021, junto con la COVID-19 y la cardiopatía isquémica. Durante la pandemia, aunque la mortalidad por ACV se mantuvo estable, el número absoluto de casos y años vividos con discapacidad ha aumentado, lo que resalta la necesidad urgente de fortalecer los servicios de salud para abordar esta crisis emergente.
### Factores de Riesgo en Adultos Jóvenes
Un segundo estudio, publicado en la revista Stroke, ha revelado que la incidencia de ACV en personas de entre 18 y 49 años está en aumento, en gran parte debido a un incremento de los accidentes cerebrovasculares criptogénicos, aquellos de causa desconocida. Este fenómeno es particularmente preocupante en adultos jóvenes que no presentan factores de riesgo tradicionales como hipertensión, tabaquismo, obesidad o diabetes tipo 2. El doctor Jukka Putaala, autor principal del estudio, ha destacado que hasta el 50% de los accidentes cerebrovasculares isquémicos en adultos jóvenes son de origen desconocido, siendo más comunes en mujeres.
La investigación también ha identificado que factores no tradicionales, como la migraña, pueden estar contribuyendo a este aumento. Putaala enfatiza la importancia de evaluar tanto los factores de riesgo tradicionales como los no tradicionales en la población joven, así como la necesidad de implementar pruebas de detección rigurosas tras un ACV para prevenir episodios futuros. La contaminación ambiental, especialmente la polución del aire, ha emergido como un factor de riesgo relevante para el desarrollo de enfermedades cerebrovasculares, lo que añade una capa adicional de complejidad a la situación.
El aumento de la incidencia de ACV en mujeres jóvenes es otro aspecto crítico que merece atención. Entre 2015 y 2021, las tasas de incidencia de accidentes cerebrovasculares han aumentado más rápidamente en mujeres, particularmente entre los 15 y 49 años. Este repunte podría estar vinculado a factores hormonales, como el uso de anticonceptivos y embarazos complicados, así como al aumento de condiciones como la hipertensión, obesidad y diabetes. Además, las mujeres enfrentan barreras específicas en su acceso a diagnóstico y atención adecuada, lo que complica aún más la situación.
### Estrategias de Prevención y Concienciación
Ante este panorama alarmante, es fundamental implementar estrategias de prevención efectivas. Los investigadores han identificado que el control de factores de riesgo como la hipertensión puede tener un impacto significativo en la reducción de la mortalidad por ACV. Programas como HEARTS, desarrollados por la Organización Panamericana de la Salud, buscan mejorar el manejo de la hipertensión en la población. Si se lograra incrementar el control de la hipertensión al 50% de la población, se podrían prevenir aproximadamente 120,000 muertes por accidente cerebrovascular en la región.
Además, es crucial mejorar los sistemas de atención, especialmente en países con recursos limitados, para reducir significativamente la mortalidad. Esto incluye el acceso a redes coordinadas de manejo del ictus y la implementación de campañas educativas que conciencien a la población sobre los síntomas y factores de riesgo del ACV.
El estudio también hace un llamado a los gobiernos, instituciones y comunidades para que implementen medidas concretas ahora, antes de que la tendencia identificada en los más jóvenes se consolide como un nuevo estándar. La atención a las inequidades en el acceso a la salud y la promoción de un estilo de vida saludable son pasos esenciales para frenar el impacto devastador del accidente cerebrovascular en la población joven.