En el corazón de Andoain, un pequeño pueblo del País Vasco, se alza un monolito en honor a José Luis López de Lacalle, un periodista y activista que fue asesinado por ETA hace veinticinco años. Su historia es un recordatorio de los oscuros tiempos que vivió España y de la necesidad de mantener viva la memoria de aquellos que lucharon por la libertad y la democracia. Este artículo explora la vida de López de Lacalle, el contexto de su asesinato y la importancia de recordar su legado.
La vida de José Luis López de Lacalle fue un reflejo de la lucha por la libertad en un entorno hostil. Nacido en Tolosa en 1937, provenía de una familia humilde y desde joven mostró un gran interés por la lectura y la política. Se unió al Partido Comunista en los años 50 y fue uno de los fundadores de Comisiones Obreras en la clandestinidad, lo que le llevó a pasar varios años en prisión. Tras la Transición, se convirtió en un destacado periodista y activista, colaborando con diversos medios y fundando el Foro de Ermua tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Su compromiso con la democracia y su rechazo a la violencia lo convirtieron en un objetivo para ETA.
El 7 de mayo de 2000, López de Lacalle fue asesinado en su pueblo natal. Aquella mañana, salió a comprar el periódico y a disfrutar de un café, un ritual que se convirtió en su última rutina. Fue emboscado por un grupo de jóvenes que le dispararon por la espalda, un acto cobarde que dejó una profunda herida en la comunidad. Su muerte no solo fue un ataque a un individuo, sino un ataque a la libertad de expresión y a la democracia misma. La reacción de la sociedad fue variada; mientras muchos lamentaron su pérdida, otros celebraron su asesinato, evidenciando la polarización y el miedo que ETA había sembrado en la región.
La memoria de López de Lacalle se ha mantenido viva a través de homenajes anuales y la lucha de su familia y amigos por recordar su legado. Su esposa, Mari Paz, ha sido una voz activa en la defensa de la memoria histórica, insistiendo en la importancia de contar su historia y la de otros asesinados por ETA. En sus discursos, ha hablado sobre la deshumanización que permitió que estos crímenes ocurrieran y la necesidad de educar a las nuevas generaciones sobre el pasado.
En el contexto actual, la figura de López de Lacalle cobra una relevancia especial. En un momento en que el terrorismo parece haber quedado atrás, es crucial no olvidar los sacrificios de aquellos que lucharon por la libertad. La historia de López de Lacalle es un recordatorio de que la democracia no es un regalo, sino un logro que debe ser defendido constantemente. Su vida y su muerte nos enseñan que el silencio y la indiferencia ante la violencia pueden tener consecuencias devastadoras.
La librería Lagun, donde López de Lacalle solía comprar sus periódicos, se convirtió en un símbolo de resistencia. Durante los años de plomo, fue asaltada y sus libros fueron quemados en una pira, un acto que buscaba silenciar las voces disidentes. Sin embargo, la comunidad se unió en torno a la librería, apoyando su continuidad y defendiendo la libertad de expresión. Ignacio Latierro, uno de los amigos más cercanos de López de Lacalle, recuerda cómo la librería se convirtió en un refugio para aquellos que se oponían a la violencia y la opresión.
El legado de José Luis López de Lacalle es un llamado a la acción. Nos recuerda que la lucha por la libertad y la justicia es un esfuerzo colectivo que requiere valentía y compromiso. A medida que avanzamos hacia el futuro, es fundamental que no olvidemos a aquellos que pagaron el precio más alto por defender estos valores. La memoria de López de Lacalle debe ser un faro que guíe nuestras acciones y decisiones, recordándonos que la paz se construye sobre la base del respeto y la comprensión mutua.
En este aniversario, mientras recordamos a José Luis López de Lacalle, también debemos reflexionar sobre el estado actual de nuestra sociedad. ¿Estamos haciendo lo suficiente para proteger la libertad de expresión y los derechos humanos? ¿Estamos dispuestos a alzar la voz contra la injusticia, tal como lo hizo él? La respuesta a estas preguntas determinará el legado que dejaremos a las futuras generaciones. Recordar a López de Lacalle no es solo un acto de memoria, sino un compromiso con la construcción de un futuro más justo y libre para todos.