Tener dinero guardado en una cuenta bancaria puede parecer una decisión segura, especialmente en tiempos de incertidumbre. Sin embargo, la realidad económica actual está demostrando lo contrario. Natalia de Santiago, experta en economía y divulgadora financiera, lanza una advertencia clara y basada en datos: dejar el dinero quieto en el banco tiene un coste, y no es pequeño. En el pódcast de CaixaBank, De Santiago respondió con rotundidad a la pregunta de si es un buen momento para no mover los ahorros. «Pues aquí sí que tengo una respuesta categórica», afirmó.
### El Impacto de la Inflación en el Poder Adquisitivo
Lejos de la ambigüedad habitual en temas económicos, De Santiago fue clara: el dinero parado pierde valor por culpa de la inflación. De hecho, explicó que esta afirmación no es solo una opinión, sino una realidad respaldada por datos oficiales sobre el comportamiento del dinero en los próximos años. Con las previsiones actuales del Banco de España como referencia, De Santiago detalló cómo la inflación afecta directamente al poder adquisitivo de nuestros ahorros. «Si tú tienes mil euros en el banco, dentro de un año habrás perdido 30. En dos años, 50; en tres, 70; y en cinco años ya habrás perdido más de 100 €», explicó. Este fenómeno, que pasa desapercibido para muchos, significa que aunque el número de euros en la cuenta sea el mismo, su poder de compra disminuye con el paso del tiempo.
Además, su impacto es todavía mayor a largo plazo: «En diez años habrás perdido casi 200 euros y en 20 años, por cada mil euros, has perdido más de 300». Es decir, si no se hace nada con ese dinero, se puede llegar a perder más de un tercio de su valor en dos décadas. La inflación no perdona, y aunque no veamos desaparecer el dinero de la cuenta, sí vemos desaparecer su capacidad para cubrir nuestras necesidades y deseos futuros. «Te estás enfrentando a pérdidas del 30 y 40% de tus ahorros», añade De Santiago.
### Estrategias para Minimizar Pérdidas Financieras
Esta advertencia cobra especial relevancia en un momento en el que muchas personas optan por una estrategia conservadora: mantener el dinero en el banco «por si acaso». Pero esa seguridad es, en realidad, un espejismo. El coste de no hacer nada puede ser mucho mayor que el de tomar decisiones financieras informadas y responsables. El mensaje de Natalia de Santiago no es alarmista, sino educativo. Lo que busca es que la ciudadanía comprenda que la pérdida de valor del dinero es un riesgo real y constante, y que hay formas accesibles de minimizar ese impacto.
Desde productos de ahorro con rentabilidad positiva hasta pequeñas inversiones que protejan el dinero frente a la inflación, hay opciones más eficaces que dejar los ahorros congelados. Además, al basarse en cifras concretas y previsiones oficiales, De Santiago pone sobre la mesa un tema que muchas veces se ignora: la inacción también es una decisión financiera, y una que puede salir cara.
La realidad es que el entorno económico actual exige una mayor proactividad en la gestión de los ahorros. Con la inflación en aumento y los tipos de interés en niveles bajos, mantener el dinero en una cuenta bancaria puede resultar en una pérdida significativa de poder adquisitivo. Por lo tanto, es crucial que los ahorradores evalúen sus opciones y consideren alternativas que les permitan proteger su dinero y, potencialmente, hacerlo crecer.
En este contexto, expertos en finanzas como José Elías han señalado que hay personas que optan por vender la nuda propiedad de sus bienes, lo que les permite obtener una suma considerable de dinero mientras mantienen el usufructo. Esta estrategia puede ser una forma efectiva de acceder a liquidez sin perder el uso de la propiedad.
La clave está en la educación financiera y en la toma de decisiones informadas. En lugar de dejar que el dinero se estanque, los ahorradores deben buscar asesoramiento y explorar diferentes opciones de inversión que se alineen con sus objetivos financieros y su tolerancia al riesgo. En un mundo donde la economía es cada vez más volátil, la capacidad de adaptarse y actuar puede marcar la diferencia entre la estabilidad financiera y la pérdida de valor de los ahorros.
Por lo tanto, es fundamental que los ciudadanos estén al tanto de las implicaciones de sus decisiones financieras y que busquen maneras de optimizar su situación económica. Ignorar el impacto de la inflación y la inacción puede resultar en un futuro financiero incierto, mientras que tomar medidas proactivas puede abrir la puerta a nuevas oportunidades y una mayor seguridad económica.