La productividad en España ha sido un tema de gran relevancia en el contexto económico actual. En el primer trimestre de 2025, se reportó un crecimiento de la productividad total del 0,9% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, esta cifra representa una desaceleración en relación a la tasa del cuarto trimestre de 2024, que fue del 0,92%, y también se encuentra por debajo de la media del año anterior, que alcanzó un 1,45%. Este artículo examina las causas de esta moderación y su impacto en la economía española.
**Causas de la Desaceleración en la Productividad**
El informe elaborado por la Fundación BBVA y el Ivie destaca que, a pesar de que las horas trabajadas han aumentado un 2% anual y la inversión ha crecido un 4%, la eficiencia productiva ha mostrado signos de debilidad. Este fenómeno se debe a que el crecimiento económico, que anteriormente se sustentaba en mejoras en la eficiencia, ahora depende más del incremento del empleo. Esto indica un cambio en el patrón de crecimiento, donde la productividad por hora trabajada creció un 1,03% y la productividad del capital un 0,61%, lo que sugiere que la mejora en la eficiencia ya no es el motor principal del crecimiento económico.
La desaceleración en la productividad se ha manifestado de manera desigual entre los diferentes sectores. Por ejemplo, el sector primario ha experimentado un notable incremento del 3,5% interanual, mientras que el sector manufacturero y los servicios han mostrado un crecimiento más moderado, con incrementos del 1% y 1% respectivamente. En contraste, sectores como la energía y la construcción han tenido contribuciones negativas a la productividad, con caídas del -2,5% y -1,1%. Esta heterogeneidad en el rendimiento de los sectores económicos pone de manifiesto la complejidad del panorama productivo en España.
**Impacto en la Economía y Perspectivas Futuras**
El comportamiento de la productividad tiene implicaciones significativas para la economía española. Un crecimiento moderado en la productividad puede limitar la capacidad del país para mejorar su competitividad en el mercado global. Además, la dependencia del aumento del empleo como motor de crecimiento podría generar tensiones en el mercado laboral, especialmente si la creación de empleo no se acompaña de un aumento proporcional en la eficiencia.
El informe también señala que el patrón virtuoso de crecimiento económico basado en la mejora de la eficiencia productiva ha perdido intensidad desde mediados de 2024. Esto plantea la necesidad de implementar políticas que fomenten la innovación y la inversión en tecnología, así como la formación y capacitación de la fuerza laboral. La inversión en capital humano y en nuevas tecnologías es crucial para revertir la tendencia de desaceleración en la productividad y asegurar un crecimiento sostenible a largo plazo.
En el contexto actual, donde la economía global enfrenta desafíos como la inflación y la incertidumbre geopolítica, es fundamental que España adopte un enfoque proactivo para mejorar su productividad. Esto incluye no solo la inversión en infraestructura y tecnología, sino también la creación de un entorno empresarial favorable que incentive la innovación y la competitividad.
A medida que se avanza en 2025, será crucial monitorear de cerca las tendencias en la productividad y su impacto en la economía. Las decisiones políticas y empresariales que se tomen en los próximos meses serán determinantes para el futuro económico del país. La capacidad de España para adaptarse a estos cambios y fomentar un crecimiento sostenible dependerá de su habilidad para mejorar la eficiencia productiva y diversificar su economía.