Las empresas familiares son un pilar fundamental de la economía española, representando el 89% del total de las compañías en el país. Con más de 1,1 millones de negocios familiares, estas empresas generan el 67% del empleo privado y son responsables del 57,1% del Producto Interior Bruto (PIB) de España. Sin embargo, a pesar de su importancia, enfrentan retos significativos que amenazan su continuidad, especialmente en lo que respecta al relevo generacional.
Uno de los principales desafíos que enfrentan las empresas familiares es la planificación de la sucesión. Según expertos, solo un tercio de estas empresas logra realizar una transición exitosa entre generaciones. Las razones detrás de este fracaso son diversas, incluyendo la falta de planificación adecuada, conflictos familiares y la ausencia de protocolos claros que guíen el proceso. Jorge Fernández, socio del despacho de abogados AF Legis, señala que la transición entre generaciones rara vez es sencilla y que la falta de un plan de sucesión puede poner en riesgo la continuidad de miles de negocios, afectando así a la economía en su conjunto.
La negativa a delegar el control es otro de los problemas que surgen durante el proceso de sucesión. Muchos fundadores de empresas familiares, que han dedicado su vida a construir sus negocios, tienen dificultades para dejar el mando a la siguiente generación. Esta resistencia puede dar lugar a conflictos familiares que, en ocasiones, resultan en la caída de la empresa. Disputas entre hermanos, luchas de egos y la búsqueda de reconocimiento son algunas de las tensiones que pueden surgir en este contexto.
Además, las nuevas generaciones a menudo llegan al mando con un exceso de confianza, subestimando la complejidad de gestionar una empresa establecida. Este fenómeno puede llevar a decisiones erróneas que comprometen la viabilidad del negocio. Los expertos advierten que es crucial que los nuevos líderes reconozcan la importancia de la experiencia y la formación necesaria para dirigir una empresa con éxito.
Para mitigar estos riesgos, la elaboración de un protocolo familiar se presenta como una solución efectiva. Este documento establece acuerdos y medidas entre los miembros de la familia que participan en el negocio, definiendo reglas claras sobre la gestión, la toma de decisiones y la distribución de responsabilidades. Según el Real Decreto 171/2007, el protocolo tiene como objetivo regular las relaciones entre la familia, la propiedad y la empresa, lo que puede ser fundamental para asegurar la continuidad del negocio.
El protocolo familiar no solo ayuda a prevenir conflictos, sino que también establece mecanismos para abordar situaciones imprevistas, como separaciones o fallecimientos, que podrían poner en peligro el capital social de la empresa. Jorge Fernández enfatiza la importancia de contar con un buen protocolo, ya que actualmente solo un 30% de las empresas familiares logran sobrevivir a la tercera generación. Por lo tanto, asesorarse con expertos en la materia y desarrollar un protocolo sólido es esencial para garantizar la longevidad de estas empresas.
En el contexto actual, donde las multinacionales dominan el mercado, las empresas familiares deben adaptarse y encontrar formas de mantenerse competitivas. La planificación estratégica, la innovación y la apertura a nuevas ideas son aspectos clave que pueden ayudar a estas empresas a prosperar. Además, fomentar un ambiente de confianza y colaboración entre los miembros de la familia puede ser crucial para superar los desafíos inherentes a la gestión de un negocio familiar.
La importancia de las empresas familiares en la economía española no puede subestimarse. Contribuyen significativamente al empleo y al PIB del país, y su éxito es vital para el desarrollo económico sostenible. Sin embargo, para que estas empresas continúen prosperando, es fundamental que se enfrenten a los desafíos de la sucesión y la gestión con una planificación adecuada y un enfoque proactivo. La implementación de protocolos familiares y la promoción de una cultura de colaboración y confianza son pasos esenciales para asegurar que las empresas familiares no solo sobrevivan, sino que también florezcan en el futuro.