La próxima Cumbre de la OTAN, programada para el 24 y 25 de junio en La Haya, se ha convertido en un escenario de tensiones y desacuerdos, especialmente en lo que respecta al gasto en defensa. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, ha expresado su firme oposición a la propuesta de aumentar el gasto militar hasta el 5% del PIB, una exigencia que, según él, podría tener consecuencias negativas para la industria de defensa europea. Este artículo explora las implicaciones de esta postura y el contexto en el que se desarrolla.
El rechazo de Sánchez a la meta del 5% se basa en la premisa de que un aumento tan drástico en el gasto militar podría forzar a los países de la Unión Europea a adquirir material bélico fuera de sus fronteras, particularmente de Estados Unidos. En su opinión, esto no solo perjudicaría el desarrollo de la industria de defensa europea, sino que también incrementaría la dependencia de Europa respecto a proveedores externos, algo que ya es un problema significativo en la actualidad. La industria de defensa nacional ha respaldado esta visión, con líderes como Francisco Sánchez, presidente de Airbus, advirtiendo que la compra compulsiva de armamento podría ser contraproducente y que Europa aún no está preparada para satisfacer la demanda que generaría un aumento de tal magnitud en el gasto.
### La Autonomía Estratégica de Europa
Uno de los puntos más críticos que ha surgido en el debate es la necesidad de que Europa desarrolle su propia autonomía estratégica en materia de defensa. Francisco Sánchez ha señalado que la inversión necesaria para alcanzar esta autonomía es considerable y requiere tiempo. La industria de defensa europea, según él, no puede permitirse apresurarse en la adquisición de armamento, ya que esto podría llevar a un estancamiento en el desarrollo tecnológico y a una mayor dependencia de Estados Unidos.
El presidente de Airbus ha enfatizado que el gasto en defensa debe ir acompañado de un plan industrial sólido, que involucre a las Fuerzas Armadas y a la industria en un esfuerzo conjunto. Sin un enfoque estratégico, el aumento del gasto podría resultar en una serie de compras ineficaces que no contribuyan al fortalecimiento de la capacidad defensiva de Europa. Este argumento resuena en un contexto donde se reconoce que Europa está, en términos de tecnología militar, aproximadamente 30 años detrás de su aliado estadounidense.
### El Apoyo de España a la OTAN
A pesar de su oposición al aumento del gasto militar, la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, ha reafirmado el compromiso de España con la OTAN. Valcarce ha asegurado que España es un socio leal y fiable, dispuesto a contribuir con los recursos necesarios y las capacidades operativas que la Alianza requiere. En este sentido, ha destacado que España ha incrementado significativamente su inversión en defensa en los últimos años, pasando del 0,93% del PIB en 2018 al 1,43% en 2024, con la previsión de alcanzar el 2% en el futuro cercano.
Este esfuerzo sostenido ha posicionado a España como uno de los países que más ha aumentado su presupuesto de defensa dentro de la Alianza, lo que demuestra su compromiso con la seguridad colectiva en Europa. Valcarce ha subrayado que las Fuerzas Armadas españolas están equipadas con sistemas modernos, lo que refuerza la capacidad de España para contribuir a la defensa del continente.
El debate sobre el gasto en defensa en la Cumbre de la OTAN no solo refleja las diferencias de opinión entre los miembros de la Alianza, sino que también pone de manifiesto las tensiones inherentes a la necesidad de equilibrar la inversión en defensa con el desarrollo industrial y la autonomía estratégica de Europa. La postura de Sánchez y el respaldo de la industria de defensa sugieren que cualquier aumento en el gasto debe ser cuidadosamente considerado y planificado para evitar consecuencias no deseadas que puedan debilitar la posición de Europa en el ámbito de la defensa global.