En los últimos años, España ha experimentado una notable transformación en su red de autopistas, con la liberación de peajes en diversas vías clave. Sin embargo, esta tendencia no se ha reflejado en la Costa del Sol donde, en lugar de eliminarse los peajes, se están ampliando las infraestructuras de cobro generando un creciente descontento entre los usuarios y residentes de la región. Por si este hecho no fuera suficiente, los marbellíes y resto de ciudadanos, que usan la autopista a diario para acudir a su puesto de trabajo, han sufrido un nuevo revés, y es que la tarifa ha vuelto a subir al módico precio de 8,90 euros.
Desde 2021, el Gobierno español ha llevado a cabo un proceso de desmonetización de varias autopistas cuya concesión había expirado. Este movimiento ha permitido que numerosas vías de alta capacidad pasen a ser gratuitas para los conductores. Por ejemplo, en septiembre de 2021, se liberaron 477 kilómetros de autopistas de peaje, lo que significa que cuatro de cada diez kilómetros de estas vías pasaron a ser gratuitos. Sin embargo, la Costa del Sol no ha corrido la misma suerte, y es que contrariamente a esta tendencia nacional, dicha autopista ha visto una realidad diferente pues no solo mantiene sus peajes, sino que ha experimentado una ampliación en sus zonas de cobro.
En agosto de 2024, se anunciaron obras para modernizar y ampliar las áreas de peaje con el objetivo de incrementar la capacidad operativa en un 15%. Estas obras, que se llevan a cabo principalmente durante la noche para minimizar las molestias, han llevado a cabo la construcción de tres nuevos arcos de peaje destinados a facilitar un tránsito más ágil de vehículos. Además, se ha decidido sustituir las máquinas de cobro automático por personal en las cabinas de peaje, con la intención de agilizar aún más la circulación. Paradójicamente esta medida busca reducir los tiempos de espera y mejorar la experiencia de los conductores que transitan por la AP-7 en la Costa del Sol.
El aumento de la tarifa de peaje ha generado un descontento palpable entre los usuarios, quienes ven cómo sus gastos diarios se incrementan sin que se ofrezcan mejoras significativas en el servicio. La AP-7 es una vía crucial para los residentes de la Costa del Sol, ya que conecta diversas localidades y es utilizada por miles de trabajadores que se desplazan a diario. La percepción de que el Gobierno prioriza la recaudación sobre la mejora de la infraestructura ha llevado a muchos a cuestionar la gestión de los recursos públicos.
Por otro lado, la falta de alternativas viables para el transporte ha exacerbado la frustración de los ciudadanos. A pesar de que se han realizado esfuerzos para mejorar el transporte público en la región, muchos usuarios consideran que las opciones disponibles son insuficientes y poco prácticas. Esto ha llevado a un aumento en la dependencia del uso del automóvil, lo que a su vez incrementa la congestión en las carreteras y, por ende, el tiempo de viaje.
La situación se complica aún más con la llegada de la temporada alta de turismo, cuando la Costa del Sol se convierte en un destino atractivo para visitantes nacionales e internacionales. Durante estos meses, el tráfico en la AP-7 se intensifica, lo que provoca que los tiempos de espera en los peajes se alarguen, generando aún más frustración entre los conductores. La combinación de tarifas elevadas y un servicio que no parece mejorar ha llevado a muchos a exigir cambios significativos en la gestión de las autopistas.
En respuesta a estas quejas, algunos grupos de ciudadanos han comenzado a organizarse para protestar contra el aumento de peajes y la falta de alternativas de transporte. Estas manifestaciones buscan visibilizar el descontento y presionar a las autoridades para que reconsideren sus políticas de peaje y mejoren las infraestructuras de transporte público. Sin embargo, hasta el momento, las respuestas del Gobierno han sido limitadas y no han abordado de manera efectiva las preocupaciones de los ciudadanos.
A medida que se acercan las elecciones, es probable que este tema se convierta en un punto central de debate entre los candidatos. Los ciudadanos esperan que los políticos escuchen sus demandas y propongan soluciones que no solo aborden el problema de los peajes, sino que también mejoren la calidad de vida en la Costa del Sol. La presión social podría ser un factor determinante para que se tomen decisiones más favorables para los usuarios de la AP-7.
En resumen, el aumento de peajes en la Costa del Sol ha generado un descontento creciente entre los usuarios, quienes se sienten atrapados en un sistema que parece priorizar la recaudación sobre la mejora de la infraestructura. Con la llegada de la temporada alta de turismo y la presión social en aumento, el futuro de las tarifas de peaje y la gestión de las autopistas en la región se presenta incierto, pero crucial para la calidad de vida de sus habitantes.