Las Islas Canarias, un paraíso turístico conocido por su clima cálido y paisajes impresionantes, se enfrenta a un dilema creciente: el turismo masivo está poniendo en peligro tanto la calidad de vida de sus residentes como la sostenibilidad del medio ambiente. En 2024, el archipiélago alcanzó un récord de casi 18 millones de visitantes, lo que ha llevado a una serie de protestas y movilizaciones por parte de organizaciones sociales y ecologistas que claman por un cambio en el modelo turístico actual.
**El Dilema del Turismo Masivo**
La plataforma ‘Canarias tiene un límite’ ha sido una de las voces más activas en la denuncia de un modelo turístico que consideran “injusto e insostenible”. Con una población local de aproximadamente dos millones de personas, la llegada de tantos turistas ha generado una serie de problemas que van desde la saturación de infraestructuras hasta el aumento del coste de la vivienda. Víctor Suárez, portavoz de la plataforma, señala que el turismo ya no se limita a las zonas hoteleras, sino que se ha infiltrado en barrios y pueblos, afectando la vida cotidiana de los canarios.
La presión sobre los recursos naturales también es alarmante. La superpoblación ha llevado a problemas de gestión de residuos, sequías y vertidos al mar, lo que ha generado un colapso en las carreteras y un deterioro de la calidad de vida. Las islas de Tenerife y Gran Canaria son las más afectadas, con un aumento en la construcción de megaproyectos y parques temáticos que amenazan el entorno natural.
**Demandas de Cambio**
Ante esta situación, la plataforma ha presentado una serie de demandas al Gobierno canario. Una de las principales es la creación de una ley de vivienda y residencia que limite el crecimiento poblacional, especialmente en lo que respecta a nómadas digitales y la compra de propiedades por parte de extranjeros no residentes. Esto busca frenar la especulación inmobiliaria y asegurar que los recursos se utilicen de manera más equitativa.
Además, los activistas piden que se detenga la promoción de las islas como destino para jubilados europeos que no están vinculados a la economía local. Esta medida, argumentan, podría aliviar la presión sobre los servicios públicos y los recursos sociales. También exigen una moratoria en la construcción de viviendas de lujo, que consumen una cantidad desproporcionada de recursos.
Las manifestaciones programadas para el 18 de mayo de 2025 en varias islas, incluyendo El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, buscan replicar el éxito de la movilización del 20 de abril de 2024, que reunió a miles de personas en una protesta sin precedentes. Los organizadores esperan un respaldo popular amplio, ya que la frustración con el modelo turístico actual sigue creciendo.
**El Futuro de Canarias**
La situación en Canarias es un reflejo de un problema más amplio que enfrentan muchos destinos turísticos en todo el mundo. A medida que el turismo se convierte en una parte integral de la economía local, las comunidades deben encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de su identidad cultural y medioambiental. La lucha de los canarios por un turismo sostenible es un llamado a la acción que resuena en otros lugares que enfrentan desafíos similares.
Con la creciente presión de los grupos ecologistas y sociales, el futuro del turismo en Canarias podría estar en juego. Las autoridades locales se enfrentan a la difícil tarea de encontrar soluciones que satisfagan tanto a los turistas como a los residentes. La respuesta a estas demandas podría definir no solo el futuro del turismo en el archipiélago, sino también el bienestar de sus habitantes y la salud de su entorno natural.
La movilización de este domingo no solo es una protesta, sino un grito de auxilio de una comunidad que busca proteger su hogar. La lucha por un modelo turístico más sostenible y justo es una batalla que podría sentar un precedente para otros destinos turísticos en el mundo, donde el equilibrio entre el desarrollo y la sostenibilidad es más crucial que nunca.