El Gobierno chino ha emitido un comunicado contundente en respuesta a las recientes advertencias de la Administración estadounidense sobre la posibilidad de imponer aranceles de hasta el 245% a productos chinos. Esta declaración se produce en el contexto de una creciente tensión comercial entre las dos potencias, que ha sido marcada por una serie de represalias arancelarias desde que comenzó la guerra comercial.
El Ministro de Exteriores de China, Wang Yi, ha calificado las acciones de Estados Unidos como «juegos de números arancelarios» y ha afirmado que su país ignorará tales tácticas. En su declaración, enfatizó que si Estados Unidos continúa con su enfoque de presión y coerción, China responderá de manera firme y decidida. «China no quiere luchar contra uno, pero tampoco le tiene miedo», afirmó Wang Yi, subrayando la postura de su país frente a las amenazas.
La respuesta de China se centra en la percepción de que las medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos son injustas y carecen de fundamento económico. El Ministerio de Exteriores chino ha indicado que la imposición de aranceles excesivos se ha convertido en un «juego de números» que no tiene relevancia práctica en términos económicos. Además, han señalado que estas acciones solo sirven para exponer las tácticas de intimidación utilizadas por Estados Unidos.
En un contexto más amplio, el portavoz del Ministerio de Exteriores también recordó que la guerra arancelaria fue iniciada por Estados Unidos y que las contramedidas adoptadas por China son necesarias para proteger sus derechos e intereses legítimos. Según el portavoz, estas respuestas son razonables y legales, y están destinadas a salvaguardar la equidad y la justicia en el comercio internacional.
La advertencia de la Casa Blanca sobre los aranceles del 245% se desglosa en varios componentes. Incluye un arancel recíproco del 125%, un gravamen del 20% relacionado con la crisis del fentanilo, y aranceles específicos bajo la Sección 301, que varían entre el 7.5% y el 100%. Esta sección de la Ley de Comercio de Estados Unidos de 1974 otorga al presidente la autoridad para tomar medidas, incluidas represalias arancelarias, contra cualquier país que infrinja acuerdos comerciales internacionales o que actúe de manera discriminatoria contra el comercio estadounidense.
Desde el lado chino, un portavoz del Ministerio de Comercio ha destacado que los aranceles acumulados sobre ciertos productos chinos exportados a Estados Unidos han alcanzado el 245%, lo que pone de manifiesto la irracionalidad de las políticas comerciales estadounidenses. Esta situación ha llevado a un clima de incertidumbre en el comercio internacional, afectando no solo a las relaciones bilaterales entre China y Estados Unidos, sino también a otros países que dependen de estas economías.
Las tensiones comerciales han tenido repercusiones significativas en los mercados globales, y la incertidumbre sobre futuras políticas arancelarias ha llevado a muchas empresas a reconsiderar sus estrategias de inversión y producción. La posibilidad de un aumento en los costos de importación podría afectar a los consumidores estadounidenses, quienes podrían enfrentar precios más altos en una variedad de productos.
A medida que la situación evoluciona, la comunidad internacional observa de cerca las acciones de ambos países. La posibilidad de un diálogo constructivo parece lejana, dado el tono beligerante de las declaraciones recientes. Sin embargo, algunos analistas sugieren que la presión económica podría eventualmente llevar a ambas partes a buscar una solución negociada.
En resumen, la respuesta de China a las amenazas arancelarias de Estados Unidos refleja una postura firme y decidida. A medida que las tensiones continúan, el futuro de las relaciones comerciales entre estas dos potencias sigue siendo incierto, y el impacto de estas políticas se sentirá en todo el mundo.