La reciente advertencia del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha puesto de relieve las preocupaciones sobre el compromiso de España con el gasto militar. A menos de dos meses de la cumbre de la Alianza Atlántica en La Haya, Rutte ha señalado que el objetivo del 2% del PIB en gasto militar, que el Gobierno español se ha comprometido a alcanzar, es insuficiente para garantizar la defensa del territorio de la OTAN. Esta situación plantea serios desafíos para el Gobierno de Pedro Sánchez, que se enfrenta a la presión de cumplir con las expectativas de la Alianza en un contexto geopolítico cada vez más complejo.
El Consejo de Ministros español aprobó recientemente un nuevo plan de defensa que contempla una inversión adicional de 10.471 millones de euros. Sin embargo, el último informe anual de la OTAN indica que España cerró 2024 con un gasto real en defensa del 1,24% del PIB, el más bajo entre los 32 países miembros. Rutte ha expresado su reconocimiento por el esfuerzo de España, pero ha dejado claro que este compromiso no es suficiente. La presión de Estados Unidos para que los países europeos asuman una mayor responsabilidad en su propia defensa se ha intensificado, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania y la creciente amenaza de Rusia.
### La Realidad del Gasto Militar Español
El plan de defensa presentado por el Gobierno español ha sido recibido con escepticismo tanto en Bruselas como en la propia OTAN. A pesar de las intenciones de aumentar el gasto, las cifras no cuadran. Según fuentes especializadas, para que España alcance realmente el 2% del PIB en gasto militar, aún le faltarían unos 2.500 millones de euros. Además, se ha señalado que al menos 1.182 millones de euros del plan español no cumplen con los criterios establecidos por la OTAN para ser considerados como gasto en defensa. Esto incluye partidas destinadas a emergencias, ciberseguridad y respuesta a catástrofes naturales, que podrían no ser aceptadas por la Alianza.
La situación se complica aún más por el hecho de que cualquier nuevo aumento en el gasto militar requeriría la aprobación del Congreso, un proceso que podría resultar complicado dada la oposición de algunos socios del Gobierno. La presión para aumentar el gasto militar se produce en un momento en que el Gobierno ya enfrenta desafíos económicos y políticos significativos. La posibilidad de que la OTAN exija un nuevo esfuerzo que eleve el gasto por encima del 3% del PIB plantea un dilema para el Ejecutivo español, que podría verse obligado a buscar apoyo en un entorno político cada vez más polarizado.
### Implicaciones Geopolíticas y Económicas
La creciente presión de la OTAN y de Estados Unidos para que Europa asuma una mayor responsabilidad en su defensa tiene implicaciones significativas no solo para la seguridad de España, sino también para su economía. La Comisión Europea ha planteado la posibilidad de movilizar 800.000 millones de euros para inversiones comunes en defensa, pero esto está condicionado a que todos los países miembros alcancen el 2% de gasto nacional. Sin un esfuerzo creíble y sostenido, España podría perder acceso a fondos comunitarios clave que son esenciales para la estabilidad presupuestaria del país.
El Gobierno español también ha considerado utilizar parte de los fondos de recuperación europeos no ejecutados para financiar el aumento del gasto en defensa. Sin embargo, esto requeriría un cambio en los hitos del Plan de Recuperación, lo que podría retrasar aún más la ejecución de los fondos. La falta de claridad sobre cómo se utilizarán estos fondos y la necesidad de demostrar que el gasto es real y auditable complican aún más la situación.
En este contexto, la presión sobre el Gobierno de Sánchez para cumplir con las expectativas de la OTAN se intensificará en los próximos meses. La cumbre de La Haya será un momento crucial para que España demuestre su compromiso con la defensa colectiva y su capacidad para adaptarse a un entorno geopolítico en constante cambio. La falta de un plan claro y auditable podría tener consecuencias graves no solo para la seguridad nacional, sino también para la posición de España dentro de la Alianza Atlántica y su relación con los socios europeos y estadounidenses.