La situación actual del gasto militar en España se ha convertido en un tema candente, especialmente con la inminente cumbre de la OTAN en La Haya. El secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, ha expresado su preocupación por el compromiso del Gobierno español de alcanzar el 2% del PIB en gasto militar, señalando que este esfuerzo es insuficiente para garantizar la defensa del territorio de la OTAN. A pesar de que el Gobierno de Pedro Sánchez ha presentado un plan de defensa que incluye una inversión adicional de 10.471 millones de euros, los datos indican que España cerró 2024 con un gasto real en defensa del 1,24% del PIB, el más bajo entre los 32 países miembros de la OTAN.
### La Inversión en Defensa y sus Implicaciones
El nuevo plan de defensa presentado por el Gobierno español busca cumplir con el objetivo del 2% del PIB establecido en 2014. Sin embargo, la realidad es que los cálculos no cuadran. Según el último Informe Anual del secretario general de la OTAN, el gasto militar de España no solo es insuficiente, sino que también se enfrenta a la posibilidad de que algunas partidas presupuestarias no sean aceptadas como gasto en defensa. Esto podría reducir aún más el porcentaje real que se reconoce a España, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad del plan presentado.
Rutte ha enfatizado que, aunque es positivo que España quiera alcanzar el 2%, esto no es suficiente en el contexto actual de amenazas globales. La presión de Estados Unidos para que Europa asuma una mayor responsabilidad en su propia defensa se ha intensificado, especialmente a la luz de la guerra en Ucrania y la creciente agresividad de Rusia. Esto ha llevado a la OTAN a reconsiderar los compromisos de gasto militar, sugiriendo que el 2% ya no es un objetivo adecuado y que se requiere un esfuerzo adicional.
### La Resistencia Política y los Desafíos Presupuestarios
El Gobierno español enfrenta no solo un desafío técnico y financiero, sino también político. Cualquier nuevo aumento en el presupuesto de defensa requeriría la aprobación del Congreso, donde algunos partidos ya han expresado su incomodidad con el aumento del gasto militar. Esto complica aún más la situación, ya que el apoyo de socios políticos es crucial para implementar cualquier cambio significativo en la política de defensa.
Además, la presión de Bruselas añade otra capa de complejidad. La Comisión Europea ha propuesto movilizar 800.000 millones de euros para inversiones comunes en defensa, pero esto está condicionado a que todos los países miembros hayan alcanzado el 2% de gasto nacional. Sin un esfuerzo creíble y sostenido, España podría perder acceso a fondos comunitarios vitales para su estabilidad económica.
El Gobierno ha considerado utilizar parte de los fondos de recuperación europeos no ejecutados para financiar el aumento del gasto en defensa. Sin embargo, esto requeriría un cambio en los hitos del Plan de Recuperación, lo que podría retrasar aún más la implementación de estos fondos. La falta de claridad sobre qué partidas se consideran válidas para el gasto en defensa también plantea dudas sobre la capacidad del Gobierno para cumplir con los requisitos de la OTAN.
En resumen, la situación del gasto militar en España es un reflejo de las tensiones políticas y económicas que enfrenta el país en un contexto internacional cada vez más complejo. La presión de la OTAN y la necesidad de cumplir con los compromisos de defensa se entrelazan con la realidad política interna, lo que hace que el futuro del gasto militar en España sea incierto y desafiante.