Los incendios forestales han sido un tema recurrente en España, especialmente en los últimos años, donde la devastación ha alcanzado niveles alarmantes. Según Víctor Resco, catedrático de Ingeniería Forestal en la Universidad de Lleida, el problema no radica únicamente en la falta de recursos económicos, sino que es un asunto profundamente político. Resco sostiene que la extinción de incendios es más costosa que la prevención, lo que indica una clara falta de inversión en la gestión forestal por parte de las administraciones. Esta situación se agrava por un abandono rural que se manifiesta en montes y bosques, donde la acumulación de vegetación seca actúa como un combustible peligroso.
La falta de acción efectiva por parte de las autoridades se traduce en una creciente vulnerabilidad ante los incendios. Resco destaca que, aunque existen medidas de prevención, los incendios pueden volverse incontrolables debido a factores como las altas temperaturas y los fuertes vientos. Sin embargo, la raíz del problema se encuentra en la política y en la ideología que rodea la gestión del medio ambiente. Las administraciones, en su mayoría, no han cumplido con sus responsabilidades, lo que ha llevado a una situación crítica en la que los incendios forestales se han convertido en una amenaza constante.
### La Intensidad de los Incendios en Áreas Protegidas
Un aspecto alarmante que Resco menciona es que los incendios en áreas protegidas pueden ser más intensos que en otras zonas. Esto se debe a la continuidad del paisaje y a la mayor cantidad de combustible disponible, lo que incrementa la severidad de las llamas. Por ejemplo, en incendios recientes en Tres Cantos, Madrid, y en Las Médulas, se ha observado que la declaración de estas zonas como protegidas no ha impedido que se conviertan en focos de incendio. De hecho, en ocasiones, esta protección puede dificultar las labores de prevención, ya que las infraestructuras necesarias, como cortafuegos y carreteras, no son compatibles con las normativas de protección ambiental.
Resco también señala que las personas que viven cerca de áreas protegidas tienen una probabilidad significativamente mayor de verse afectadas por incendios. Esto se debe a que la vegetación en estas zonas tiende a crecer de manera abundante, lo que aumenta el material inflamable y, por ende, la intensidad de los incendios. La situación es crítica y requiere que los gobiernos implementen políticas que fortalezcan el desarrollo rural y adapten las leyes a las realidades locales, en lugar de seguir normativas que provienen de contextos europeos que no se ajustan a las necesidades específicas de España.
### Un Futuro Incierto: Riesgos y Prevención
Las estadísticas sobre incendios forestales en España son preocupantes. En 2024, se quemaron 35,603 hectáreas, una cifra que, aunque es inferior a los 71,296 hectáreas de 2023, sigue siendo alarmante. Sin embargo, el año 2022 marcó un récord negativo con 200,815 hectáreas quemadas, lo que plantea la posibilidad de que se repita un escenario similar si las condiciones meteorológicas se vuelven extremas nuevamente. Resco advierte que si el clima de verano de 2022 se repite, podríamos enfrentar una situación catastrófica similar a la de hace tres años.
Desde el 1 de enero hasta el 3 de agosto de 2025, se han quemado 39,155 hectáreas, y el número de grandes incendios, aquellos que superan las 500 hectáreas, ya suma 14, superando las cifras de años anteriores. Esta tendencia sugiere que, a pesar de la reducción en la superficie quemada en algunos años, la falta de medidas efectivas para mitigar el impacto de los incendios sigue siendo un problema crítico.
Recientemente, varios incendios, algunos de ellos provocados intencionadamente, han resultado en la pérdida de vidas y la destrucción de miles de hectáreas en regiones como Castilla y León, Galicia y Madrid. La situación es tan grave que miles de personas han sido desalojadas de sus hogares, y muchas aún no saben cuándo podrán regresar. A pesar de que se espera un ligero respiro en la ola de calor, las temperaturas seguirán siendo elevadas, lo que mantiene el riesgo de incendios en niveles altos.
La Junta de Castilla y León ha declarado una alerta por el incremento del riesgo de incendios forestales, lo que refleja la gravedad de la situación. La combinación de condiciones climáticas adversas, falta de inversión en gestión forestal y un enfoque político inadecuado pone en riesgo no solo el medio ambiente, sino también la seguridad y bienestar de las comunidades afectadas. La necesidad de un cambio en la gestión de los incendios forestales es urgente, y la implementación de políticas efectivas es esencial para prevenir futuros desastres.