La presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025 se ha convertido en un tema candente en la política española. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dejado claro que su intención es seguir adelante con la legislatura, independientemente de la aprobación de las nuevas cuentas. En una reciente entrevista, Sánchez afirmó que, aunque se presenten nuevos presupuestos, el Gobierno tiene la capacidad de continuar con los presupuestos aprobados en 2022, lo que le permite mantener su agenda social y gestionar los fondos europeos hasta 2026.
Este enfoque busca desdramatizar la situación y reducir la presión sobre los socios de gobierno, quienes han estado en constante negociación con el Ejecutivo. Sin embargo, este mensaje también tiene sus riesgos, ya que podría disminuir los incentivos para que los socios apoyen las nuevas cuentas. La situación se complica aún más por la falta de consenso interno y las tensiones con algunos partidos, especialmente con Podemos, que ha planteado condiciones estrictas para su apoyo.
### La Estrategia de Sánchez y sus Implicaciones
Sánchez ha optado por presentar el techo de gasto junto con el proyecto de presupuesto, una estrategia que busca evitar la presión de tener que negociar dos veces con sus socios. Este enfoque tiene como objetivo evitar que la negociación de los presupuestos se convierta en una «línea roja» que podría dejar al Gobierno en una posición vulnerable si no se aprueban. Al mismo tiempo, se busca proteger la posición de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, quien será la encargada de llevar el peso de las negociaciones.
Sin embargo, este enfoque también ha generado escepticismo entre algunos ministros, quienes consideran que la aprobación de los presupuestos es una tarea difícil. Las negociaciones con los partidos nacionalistas como Junts, PNV y ERC han sido constantes, pero aún existen escollos importantes que deben resolverse. La concesión de la amnistía a Puigdemont y la delegación de competencias a Cataluña son solo algunos de los temas pendientes que complican el panorama.
Por otro lado, la situación con Podemos es aún más delicada. El partido ha mantenido una postura firme en sus cuatro condiciones: ruptura total con Israel, reducción del 40% en los alquileres, medidas contra la corrupción y no aumento del gasto militar. Estas condiciones han creado un ambiente de desconfianza y han dificultado las negociaciones. La estrategia de Sánchez de separar las discusiones sobre los presupuestos de las demandas de Podemos podría ser un intento de evitar que estas condiciones se conviertan en un obstáculo insuperable.
### El Contexto Político y Social
El contexto político en España es complejo. La presión social por la situación económica y la creciente preocupación por el costo de la vida han llevado a un aumento en las demandas de políticas más sociales y efectivas. La inflación y el aumento de precios en sectores como la vivienda y la alimentación han generado un clima de descontento entre la población. Esto hace que la aprobación de unos presupuestos que no respondan a estas preocupaciones sea aún más difícil.
Además, la reciente reunión entre Salvador Illa y Carles Puigdemont en Bruselas no ha traído buenas noticias. Aunque se esperaba que esta reunión pudiera allanar el camino para un acuerdo, no se logró avanzar en las negociaciones. La falta de un mensaje claro sobre la posibilidad de aprobar los presupuestos ha dejado a muchos en el Gobierno con un sentimiento de pesimismo.
La situación se complica aún más con la proximidad de las elecciones andaluzas, donde Montero se presenta como cabeza de lista del PSOE. Esto significa que cualquier fracaso en la aprobación de los presupuestos podría tener repercusiones significativas en su campaña y en la percepción del Gobierno en general.
En resumen, la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025 se enfrenta a múltiples desafíos. La estrategia de Sánchez de mantener la legislatura en marcha, independientemente de la aprobación de los nuevos presupuestos, puede ser un intento de estabilizar la situación política. Sin embargo, la falta de consenso y las tensiones con sus socios de gobierno, especialmente con Podemos, podrían complicar aún más el proceso. La presión social y las demandas de políticas más efectivas también jugarán un papel crucial en el desenlace de esta situación.