La desigualdad patrimonial en España ha sido un tema de creciente preocupación en los últimos años. Un reciente estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) revela que la riqueza de la mitad de la población se ha mantenido prácticamente estable durante las últimas dos décadas, mientras que el 1% más rico ha visto aumentar su patrimonio de manera significativa. Este fenómeno plantea interrogantes sobre la movilidad económica y el bienestar de la población en general.
### La Concentración de la Riqueza
El informe de Fedea, realizado por José Ignacio Conde-Ruiz y Francisco García-Rodríguez, destaca que el 50% más pobre de la población española apenas controla el 7% de la riqueza total. En contraste, el 1% más rico ha incrementado su participación en el patrimonio nacional del 13,6% en 2002 al 21,1% en 2022. Este aumento en la concentración de la riqueza es alarmante y refleja una estructura económica que favorece a los más adinerados.
La clase media alta, que representa aproximadamente el 40% de la población, posee entre el 35% y el 36% de la riqueza total. Sin embargo, la movilidad patrimonial es limitada, lo que significa que las oportunidades para que las personas de clases económicas más bajas mejoren su situación financiera son escasas. Este estancamiento se ve agravado por la dependencia de la vivienda principal que tienen los hogares menos favorecidos, quienes no tienen acceso a inversiones diversificadas.
La recuperación económica tras la crisis financiera de 2008 ha beneficiado desproporcionadamente a los hogares más ricos. Estos hogares, que ya contaban con ahorros y acceso a crédito, han podido aprovechar el aumento en el valor de los activos financieros y de la vivienda. Por el contrario, las familias con menos recursos han visto cómo sus propiedades perdían valor y tardaban mucho más en recuperarse. Esta asimetría en la recuperación económica ha contribuido a la ampliación de la brecha patrimonial.
### Factores que Contribuyen a la Desigualdad
Uno de los factores más significativos que perpetúan la desigualdad patrimonial es la capacidad de ahorro. La mitad inferior de la población apenas puede ahorrar, y muchos viven en deuda. Esto contrasta con los hogares más ricos, que pueden permitirse diversificar sus inversiones en activos financieros, bienes raíces y otros negocios. En 2022, el 37% del patrimonio del 1% más rico provenía de activos financieros, mientras que la mayoría de los hogares en la parte inferior de la escala patrimonial dependen casi exclusivamente de su vivienda habitual.
Además, la deuda juega un papel crucial en la dinámica de la desigualdad. En 2022, la deuda de los hogares más pobres equivalía al 39,1% del valor de sus activos, mientras que para el 1% más rico, esta cifra era solo del 1,1%. Este contraste revela que los hogares con menos recursos suelen endeudarse para financiar su consumo diario o la compra de vivienda, mientras que los más ricos utilizan la deuda como una herramienta de inversión.
La situación se complica aún más cuando se considera el impacto de la crisis del COVID-19 y la posterior recuperación económica. Las políticas de estímulo y las ayudas gubernamentales han beneficiado a los sectores más acomodados, quienes han podido aprovechar las oportunidades de inversión que han surgido durante este periodo. Esto ha llevado a una mayor concentración de la riqueza en manos de unos pocos, mientras que la mayoría de la población sigue luchando por salir adelante.
### La Brecha Regional
La desigualdad patrimonial no solo se manifiesta a nivel nacional, sino que también presenta variaciones significativas entre diferentes regiones de España. Según datos del World Inequality Lab, Madrid se destaca como la región con los niveles de riqueza media más altos, alcanzando los 687.000 euros por hogar en 2022, casi un 80% más que la media nacional. Otras comunidades como Baleares y Cataluña también presentan cifras superiores a la media, mientras que regiones como Extremadura y Andalucía se encuentran en el extremo inferior, con cifras que rondan los 229.000 euros por hogar.
Este panorama desigual se ve reflejado en el índice de Gini, que mide la desigualdad en la distribución de la riqueza. En España, este índice ha aumentado de 0,57 en 2002 a 0,69 en 2022, lo que indica una creciente concentración del patrimonio. Aunque Eurostat no publica datos comparables sobre riqueza neta, el índice de Gini más utilizado en Europa para medir la desigualdad es el del ingreso disponible equivalente, que muestra que España se encuentra por encima de la media de la Unión Europea.
### Implicaciones para el Futuro
La creciente desigualdad patrimonial en España plantea serios desafíos para el futuro económico y social del país. La falta de movilidad económica y la concentración de la riqueza en manos de unos pocos pueden llevar a una mayor polarización social y a tensiones políticas. Además, la incapacidad de la mayoría de la población para acumular patrimonio limita su capacidad de inversión y ahorro, lo que a su vez afecta el crecimiento económico a largo plazo.
Es fundamental que se implementen políticas que fomenten una distribución más equitativa de la riqueza y que se aborden las causas estructurales de la desigualdad. Esto incluye mejorar el acceso a la educación y a oportunidades laborales, así como promover políticas fiscales que reduzcan la carga sobre los hogares de menores ingresos. Solo así se podrá construir una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de prosperar.