El deterioro cognitivo no es un destino inevitable que acompaña al envejecimiento. Según expertos en neurología, es posible prevenir o retrasar hasta un 45% de los casos de demencia mediante cambios simples en el estilo de vida. A continuación, se presentan diez recomendaciones que pueden ayudar a mantener la salud cerebral a medida que se avanza en la edad.
Proteger la cabeza es esencial
La Dra. Eva Feldman, profesora en el Instituto de Neurociencia de la Universidad de Míchigan, enfatiza la importancia de proteger la cabeza durante actividades de riesgo como el ciclismo o el esquí. El uso de casco puede prevenir lesiones que, a largo plazo, podrían contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como la encefalopatía traumática crónica.
Cuidar la audición
La pérdida auditiva, especialmente en adultos mayores, se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia. Los doctores Elizabeth Bevins y Shlee Song recomiendan el uso de protectores auditivos en ambientes ruidosos y la realización de pruebas auditivas periódicas. Mantenerse en contacto con el sonido a través de audífonos, incluso en casa, puede ayudar a mantener activo el procesamiento auditivo del cerebro.
Controlar la salud visual
La salud visual también juega un papel crucial en la función cognitiva. Estudios indican que uno de cada tres adultos mayores con problemas de visión moderados a severos muestra signos de demencia. Por ello, es fundamental realizar chequeos oftalmológicos regulares y corregir cualquier deficiencia visual.
Activarse físicamente
El ejercicio regular, incluso caminar medio kilómetro al día, puede mejorar la circulación y oxigenación del cerebro. El Dr. Cyrus Raji de la Universidad de Washington destaca que mantenerse activo físicamente es clave para la salud neurológica. Además, evitar el sedentarismo mediante pausas activas y posturas que involucren el tronco puede ser beneficioso.
Vigilar los niveles de colesterol
El colesterol LDL, conocido como “malo”, puede restringir el flujo sanguíneo al cerebro, aumentando el riesgo de accidentes cerebrovasculares y deterioro cognitivo. El Dr. Fernando Testai sugiere adoptar una dieta rica en legumbres, cereales integrales y frutas, además de realizar ejercicio y, si es necesario, seguir un tratamiento médico.
No descuidar la salud bucal
Las infecciones bucales pueden tener repercusiones en la salud neurológica. La Dra. Song menciona que existe una conexión entre las enfermedades periodontales y la demencia. Mantener una buena higiene dental y realizar visitas regulares al dentista son medidas preventivas importantes.
Fomentar la vida social
La interacción social es un factor protector contra el aislamiento, la depresión y la mortalidad prematura. La neuróloga Jessica Choi sugiere que actividades como cenas mensuales con amigos o familiares, así como participar en clubes de lectura o jardinería, pueden ser muy beneficiosas para la salud mental y emocional.
Reducir la exposición a la contaminación
La Dra. Deborah Cory-Slechta, investigadora de la Universidad de Rochester, advierte que las partículas finas en el aire pueden provocar inflamación cerebral. En días de mala calidad del aire, el uso de mascarillas y purificadores de aire puede ayudar a mitigar estos efectos.
Evitar lesiones cervicales
El cuello es crucial para la irrigación cerebral. Lesiones en esta área pueden limitar el flujo sanguíneo y causar coágulos. La Dra. Song aconseja evitar masajes profundos en el cuello y siempre usar el cinturón de seguridad para prevenir daños.
Dormir bien y lo suficiente
El sueño es fundamental para la consolidación de la memoria y la eliminación de residuos celulares en el cerebro. La Dra. Feldman recomienda adoptar hábitos que favorezcan un buen descanso, como el uso de cortinas opacas, la meditación para reducir el estrés y llevar un diario de sueño para identificar patrones de insomnio.
Estas estrategias, accesibles y fáciles de implementar, forman parte de un enfoque preventivo que puede tener un impacto significativo en la calidad de vida a largo plazo. La salud cerebral es un aspecto esencial del bienestar general, y pequeños cambios en la rutina diaria pueden marcar una gran diferencia.