La final de la Copa Andalucía 2024 se convirtió en un emocionante enfrentamiento entre el Sevilla Femenino y el Betis Féminas, dos equipos que, a pesar de su juventud y de estar en proceso de formación, ofrecieron un espectáculo digno de la rivalidad que los caracteriza. El encuentro, disputado en la ciudad deportiva Luis del Sol, culminó con la victoria del Betis Féminas, que se alzó con su segundo título regional gracias a un gol de Naima en el minuto 78. Este triunfo no solo representa un hito para el equipo, sino que también refleja el esfuerzo y la dedicación de un plantel que ha sabido adaptarse a los cambios y desafíos de la temporada.
La primera parte del partido estuvo marcada por un juego cauteloso, donde ambos equipos parecían estar más preocupados por no cometer errores que por arriesgar en ataque. Las tarjetas amarillas mostradas a Raquel Morcillo y Alicia Redondo del Sevilla en los primeros minutos del encuentro evidenciaron la tensión y la importancia del partido. A medida que avanzaba el tiempo, las nuevas incorporaciones de ambos equipos comenzaron a hacerse notar, aunque la falta de compenetración y la inexperiencia en situaciones de alta presión fueron evidentes.
El Sevilla Femenino, bajo la dirección de David Losada, ha apostado por una estrategia centrada en la cantera, destacando a jóvenes promesas como Alba Cerrato. Esta jugadora, de solo 17 años, ha demostrado ser una de las grandes esperanzas del fútbol femenino español, anotando un gol crucial en las semifinales contra el Sporting Huelva. Sin embargo, en la final, su rendimiento se vio limitado por la sólida defensa del Betis, que supo neutralizar sus intentos de ataque.
Por su parte, el Betis Féminas, dirigido por Joseba Aguirre, también ha experimentado cambios significativos en su plantilla. La salida de jugadoras clave como Violeta Quiles ha dejado un vacío difícil de llenar, pero la llegada de nuevas incorporaciones como Esther Santoro ha revitalizado al equipo. Santoro, quien se destacó en la final con varias oportunidades de gol, mostró su capacidad para desbordar por la banda izquierda, convirtiéndose en una de las principales amenazas para la defensa sevillista.
A medida que el partido avanzaba, el Sevilla comenzó a mostrar más agresividad en su juego, realizando cambios estratégicos que buscaban aumentar la presión sobre el Betis. La entrada de Millaray Cortés y Fatou Kanteh aportó frescura al ataque sevillista, pero a pesar de sus esfuerzos, el equipo no logró concretar sus oportunidades. La más clara llegó cuando Cortés estrelló un remate en el palo, un momento que resultó ser crucial en el desarrollo del partido.
El Betis, por su parte, aprovechó la ineficacia del Sevilla y, en un contraataque bien ejecutado, logró marcar el único gol del encuentro. Naima, quien había estado activa en el ataque durante todo el partido, recibió un centro desde la izquierda y, con un remate complicado, logró batir a la portera sevillista, Sullastres. Este gol no solo desató la euforia entre los seguidores béticos, sino que también sentenció el destino del Sevilla, que se vio incapaz de reaccionar en los minutos restantes.
La final de la Copa Andalucía 2024 no solo fue un espectáculo deportivo, sino también un reflejo de la evolución del fútbol femenino en Andalucía. Ambos equipos, a pesar de sus diferencias en experiencia y plantilla, demostraron que el talento y la pasión por el deporte están en constante crecimiento. La apuesta por la cantera en el Sevilla y la integración de nuevas jugadoras en el Betis son indicativos de un futuro prometedor para el fútbol femenino en la región.
La victoria del Betis Féminas en esta final es un testimonio del trabajo duro y la dedicación de un equipo que, a pesar de las adversidades, ha sabido mantenerse firme y competitivo. Con el inicio de la Liga F 2024-25 a la vuelta de la esquina, ambos equipos tendrán la oportunidad de seguir creciendo y mejorando, con la esperanza de que el fútbol femenino continúe ganando protagonismo en el panorama deportivo español. La rivalidad entre el Sevilla y el Betis, lejos de ser un obstáculo, se convierte en un motor que impulsa a ambos equipos a alcanzar nuevas metas y a seguir escribiendo su historia en el fútbol femenino.