La mañana del 28 de abril de 2025, a las 12:32 horas, España se vio sumida en un apagón que afectó a millones de ciudadanos, dejando a la nación en un estado de caos y desconcierto. Este evento, considerado el peor apagón eléctrico de la historia reciente del país, no solo interrumpió el suministro de electricidad, sino que también paralizó el funcionamiento de trenes, semáforos y hospitales, creando una situación de emergencia sin precedentes.
La Red Eléctrica Española (REE) reportó que una «oscilación muy fuerte en los flujos de potencia» fue la causa inicial que desconectó al país de la red europea. Este fenómeno se extendió rápidamente, afectando a todo el territorio peninsular, con la excepción de las islas, Ceuta y Melilla. La magnitud del apagón fue tal que, en cuestión de minutos, las ciudades se convirtieron en escenarios de confusión y desorden.
### Impacto Inmediato en la Vida Cotidiana
El apagón tuvo un impacto inmediato en la vida diaria de los ciudadanos. Los semáforos dejaron de funcionar, lo que llevó a las autoridades a desplegar policías para regular el tráfico en las principales intersecciones. La red ferroviaria nacional se detuvo por completo, afectando a los trenes de alta velocidad, Cercanías y el metro. En los aeropuertos, como Barajas y El Prat, las operaciones se vieron interrumpidas, generando largas colas y desconcierto entre los viajeros.
Los comercios y supermercados también se vieron obligados a cerrar, incapaces de procesar pagos sin electricidad. Grandes fábricas, como Seat y Ford, pararon sus líneas de producción, lo que generó pérdidas económicas significativas. Las telecomunicaciones sufrieron cortes constantes, y aunque las empresas como Vodafone y Telefónica activaron sus comités de crisis, la comunicación móvil se volvió inestable.
El sistema sanitario, por su parte, se mantuvo operativo gracias a generadores de emergencia. Sin embargo, muchos hospitales tuvieron que suspender intervenciones no urgentes y priorizar el uso de recursos críticos, como respiradores y monitores cardíacos. Las autoridades sanitarias pidieron a la ciudadanía que limitara el uso de ambulancias a casos estrictamente necesarios, reflejando la gravedad de la situación.
### Reacciones Políticas y Teorías sobre el Origen del Apagón
A medida que la tarde avanzaba, el apagón adquirió un tono político. Las comunidades autónomas de Madrid, Andalucía, Extremadura y Murcia solicitaron formalmente al Gobierno la declaración de emergencia de interés nacional. El presidente Pedro Sánchez, en una comparecencia pública, pidió calma y aseguró que no se descartaba ninguna hipótesis sobre el origen del apagón, incluyendo la posibilidad de un ciberataque.
La falta de una explicación clara alimentó diversas teorías. Algunos dirigentes regionales, como el presidente de la Junta de Andalucía, sugirieron que podría haber sido un ataque cibernético, aunque la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, minimizó esta posibilidad al no haber indicios sólidos de una agresión intencionada. Expertos en ciberseguridad señalaron que un ataque de tal magnitud requeriría la vulneración simultánea de múltiples sistemas, algo que no se había logrado en precedentes similares.
Mientras tanto, el apagón también afectó a Portugal, donde se reportaron apagones de magnitudes similares. El gobierno portugués apuntó hacia el origen español del fallo, lo que subrayó la interdependencia de los sistemas eléctricos en Europa. En Francia, los cortes fueron limitados y puntuales, lo que puso de manifiesto la robustez de sus sistemas eléctricos en comparación con el colapso español.
### Un Regreso a la Normalidad Lento y Precario
Hacia las siete de la tarde, la REE informó que la electricidad había comenzado a regresar a amplias zonas del norte, centro y sur de España. Sin embargo, la normalidad no se restableció de inmediato. A medida que la noche caía, muchas áreas rurales seguían en la oscuridad, y la sensación general era de una recuperación lenta y precaria.
Pedro Sánchez, en una segunda rueda de prensa, instó a la ciudadanía a evitar desplazamientos innecesarios y a informarse solo a través de fuentes oficiales. A pesar de los esfuerzos por restaurar el servicio eléctrico, la incertidumbre persistía, y las imágenes de calles en penumbra y hospitales en alerta se grabaron en la memoria colectiva de los españoles.
El gran apagón de 2025 no solo dejó un impacto inmediato en la vida diaria de los ciudadanos, sino que también planteó preguntas sobre la vulnerabilidad de la infraestructura energética del país. A medida que España comienza a recuperarse, la investigación sobre las causas del apagón se convierte en una prioridad, con la esperanza de que eventos similares no se repitan en el futuro.