El apagón eléctrico que afectó a España y Portugal el 28 de abril de 2025 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de nuestra vida cotidiana ante la falta de electricidad. Este evento no solo interrumpió el suministro de energía, sino que también desnudó la dependencia que tenemos de la tecnología para realizar tareas básicas, como comunicarnos, desplazarnos y acceder a información. En un mundo donde la conectividad es esencial, la pérdida de electricidad reveló la fragilidad de nuestras rutinas diarias y la necesidad de prepararnos para situaciones inesperadas.
La experiencia de muchos ciudadanos durante el apagón fue caótica. En Madrid, por ejemplo, el sistema de transporte público se detuvo, dejando a miles de personas atrapadas sin opciones para regresar a casa. Daniel, un joven de 21 años que se encontraba en la capital, relató su experiencia de intentar volver a su hogar en Valdemoro. Sin poder utilizar el metro ni el Cercanías, se vio obligado a caminar más de una hora y media, enfrentándose a la confusión y el estrés de no conocer bien la ciudad. La falta de acceso a internet complicó aún más su situación, ya que dependía de Google Maps para orientarse. Sin embargo, al no tener conexión, tuvo que recurrir a preguntar a desconocidos y utilizar un mapa físico, una herramienta que muchos han dejado de lado en la era digital.
La dependencia de la tecnología se ha vuelto tan arraigada que muchos ciudadanos no están preparados para enfrentar situaciones en las que esta falla. Durante el apagón, la incapacidad de comunicarse con familiares o amigos aumentó la sensación de desamparo. La experiencia de Daniel es un reflejo de lo que muchos vivieron: la angustia de no saber cómo regresar a casa, la frustración de no poder contactar a sus seres queridos y la incertidumbre de no tener acceso a información actualizada sobre la situación.
### La Fragilidad de la Conectividad
El apagón no solo afectó a los medios de transporte, sino que también interrumpió la conectividad de internet. En un momento en que la mayoría de las personas dependen de sus dispositivos móviles para navegar, comunicarse y obtener información, la falta de electricidad dejó a muchos sin acceso a estas herramientas. Esto plantea una pregunta importante: ¿qué tan preparados estamos para enfrentar una desconexión total?
La situación vivida durante el apagón ha llevado a muchos a reflexionar sobre la importancia de tener un plan de contingencia. La posibilidad de que un evento similar ocurra en el futuro es real, y estar preparados puede marcar la diferencia. Por ejemplo, tanto Google Maps como Apple Maps ofrecen la opción de descargar mapas para su uso sin conexión. Esta función puede ser vital en situaciones de emergencia, permitiendo a los usuarios acceder a información geográfica sin depender de una conexión a internet.
Para utilizar Google Maps sin conexión, los usuarios deben acceder al menú de opciones y seleccionar el área que desean descargar. Este proceso es sencillo, pero requiere una preparación previa que muchos no consideran hasta que es demasiado tarde. Por su parte, Apple Maps también permite a los usuarios descargar mapas, lo que puede ser útil en situaciones similares. Sin embargo, la falta de conocimiento sobre estas funciones puede dejar a las personas en una situación de vulnerabilidad.
### Reflexiones sobre la Dependencia Energética
El apagón ha encendido un debate más amplio sobre la dependencia energética y la infraestructura eléctrica en España. La situación ha llevado a cuestionar la resiliencia de la red eléctrica y la necesidad de invertir en tecnologías que puedan prevenir futuros apagones. La discusión sobre la nacionalización de la red eléctrica y la ampliación de la vida útil de las plantas nucleares ha cobrado fuerza, con diferentes sectores políticos proponiendo soluciones para evitar que eventos como este se repitan.
Además, la experiencia del apagón ha resaltado la importancia de la educación y la preparación ante emergencias. Las personas deben ser conscientes de su dependencia de la tecnología y aprender a manejar situaciones en las que esta falle. Esto incluye no solo la capacidad de orientarse sin dispositivos electrónicos, sino también la habilidad de comunicarse de manera efectiva en situaciones de crisis.
En resumen, el apagón eléctrico en España ha sido un recordatorio de la fragilidad de nuestra vida moderna y la necesidad de estar preparados para lo inesperado. La dependencia de la tecnología y la conectividad es innegable, pero también es crucial desarrollar habilidades que nos permitan enfrentar situaciones de emergencia. La experiencia de Daniel y de muchos otros durante el apagón debe servir como un llamado a la acción para que todos reflexionemos sobre nuestra preparación ante posibles crisis en el futuro.