En 2019, España vivió un cambio significativo en su estructura laboral con el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que se incrementó en un 22%, elevando el salario mínimo mensual de 736 a 900 euros. Este cambio, que actualmente se ha ajustado a 1.184 euros al mes en 14 pagas, tuvo repercusiones profundas en el mercado laboral, afectando especialmente a las pequeñas empresas y alterando la dinámica de contratación en el país. Un estudio exhaustivo realizado por Fedea, que analizó datos del Panel Empresa-Trabajadores (PET), revela que el aumento del SMI generó un efecto notable en las plantillas de las empresas, especialmente en aquellas con menos de cinco empleados.
### Efectos Directos en el Empleo y la Contratación
El análisis indica que el 21% de las empresas españolas se vieron afectadas por el aumento del SMI, mientras que el 12% de los trabajadores estaban por debajo del nuevo mínimo antes de la subida. En el caso de las pequeñas empresas, el impacto fue total, afectando al 100% de sus plantillas. En contraste, las grandes empresas, con más de 250 empleados, solo vieron afectado a un 2% de su personal. Esta diferencia en la exposición a los cambios en el SMI fue crucial para entender los ajustes en el empleo observados en los años siguientes.
Las pequeñas empresas, que son la mayoría en España, se enfrentaron a un dilema: aumentar los salarios o reducir la plantilla. En los establecimientos donde el aumento del SMI afectó a toda la plantilla, se observó un crecimiento salarial del 11,4%, pero el crecimiento del empleo se redujo en un 4,5% en el primer año tras la subida. Esto sugiere que casi el 40% de las ganancias salariales potenciales se vieron contrarrestadas por pérdidas de empleo, lo que plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad de este tipo de políticas en un entorno económico ya frágil.
### Desigualdades en el Mercado Laboral
El impacto del aumento del SMI no fue uniforme; los trabajadores más vulnerables, como los jóvenes, las mujeres y aquellos con baja cualificación, sufrieron las consecuencias más severas. Estos grupos experimentaron tasas de salida del empleo más altas, lo que refuerza las desigualdades existentes en el mercado laboral. El estudio también destaca que no hay evidencia de que los trabajadores desplazados por la subida del SMI hayan conseguido empleos de mayor calidad o mejor remunerados. De hecho, muchos no lograron reubicarse en empresas más grandes o sectores mejor remunerados, lo que sugiere que el aumento del SMI no ha tenido los efectos positivos esperados en términos de movilidad laboral.
La estructura dual del mercado laboral español, donde más del 25% de los trabajadores estaban bajo contratos temporales en 2018, ha amplificado el impacto del aumento del SMI. Las pequeñas empresas, que son más vulnerables a cambios en los costos laborales, ajustaron sus plantillas principalmente reduciendo el empleo, mientras que las empresas medianas optaron por cambiar la composición del empleo hacia contratos más temporales y a tiempo parcial. Esta dinámica ha contribuido a la caída en la calidad del empleo observada tras la reforma.
Además, se ha notado un aumento en la rotación laboral, lo que implica un deterioro en la estabilidad y las condiciones laborales. La creación de contratos permanentes ha disminuido, y ha habido un desplazamiento de contratos temporales a tiempo completo hacia contratos temporales a tiempo parcial, lo que afecta negativamente la estabilidad laboral de los trabajadores.
### Perspectivas Futuras y Consideraciones
Desde una perspectiva más amplia, el aumento del SMI en 2019 redujo el crecimiento medio del empleo entre 0,5 y 1 punto porcentual. Aunque este efecto puede parecer moderado, es importante considerar que se trata del primer episodio de una serie de incrementos en el SMI, y que los efectos podrían variar en futuras subidas, especialmente si se superan niveles del 60% del salario medio. Esto podría dar lugar a efectos no lineales y rigideces salariales que amplifiquen la volatilidad del empleo.
Los autores del estudio advierten que, aunque el aumento del SMI tiene el potencial de mejorar el consumo a través de mayores ingresos, también puede generar efectos adversos en el empleo que deben ser cuidadosamente considerados. La experiencia de 2019 sirve como un caso de estudio sobre cómo las políticas de salario mínimo pueden tener repercusiones tanto positivas como negativas, dependiendo de la estructura del mercado laboral y la capacidad de las empresas para adaptarse a estos cambios.
En resumen, el aumento del SMI en España ha tenido un impacto significativo en el mercado laboral, revelando tanto las oportunidades como los desafíos que enfrentan los trabajadores y las empresas en un entorno económico en constante cambio. Las lecciones aprendidas de este episodio serán cruciales para la formulación de políticas futuras que busquen equilibrar el bienestar de los trabajadores con la sostenibilidad del empleo en el país.