El consumo de alcohol entre niños y adolescentes ha emergido como una de las preocupaciones más serias en la salud pública contemporánea. A medida que las estadísticas revelan un inicio cada vez más temprano en el consumo de bebidas alcohólicas, los expertos advierten sobre las consecuencias devastadoras que esto puede tener en el desarrollo físico y mental de los jóvenes. Un reciente informe del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Provincia de Buenos Aires ha puesto de manifiesto que siete de cada diez adolescentes comienzan a experimentar con el alcohol antes de cumplir los 15 años, y alarmantemente, el 12% inicia este consumo antes de los 12 años. Esta tendencia no solo es preocupante por el daño inmediato que puede causar, sino también por las implicaciones a largo plazo que puede tener en la salud de los jóvenes.
### Consecuencias del Consumo Temprano de Alcohol
El desarrollo cerebral de los adolescentes es un proceso crítico que se extiende hasta los 20 años. Durante esta etapa, el cerebro está en constante evolución y es particularmente vulnerable a las sustancias tóxicas, como el alcohol. Carlos Damin, un reconocido toxicólogo y profesor de Toxicología en la Universidad de Buenos Aires, ha señalado que la ingesta de alcohol durante esta fase puede interferir con la intercomunicación neuronal, lo que podría resultar en un deterioro neurocognitivo a largo plazo. Esto se traduce en un impacto negativo en la inteligencia y las capacidades cognitivas de los jóvenes.
Además, el fenómeno del binge drinking, que se caracteriza por el consumo excesivo de alcohol en un corto período, ha ganado popularidad entre los adolescentes. Geraldine Peronace, psiquiatra y experta en adicciones, ha destacado que este patrón de consumo puede tener efectos en el cerebro comparables a los observados en individuos con adicciones sostenidas. La rápida absorción de alcohol en el organismo puede llevar a situaciones críticas, como el coma alcohólico, y aumentar el riesgo de problemas hepáticos y cardiovasculares.
Desde una perspectiva fisiológica, la médica pediatra toxicóloga Silvia Cabrerizo ha advertido sobre los riesgos multisistémicos asociados al consumo de alcohol en jóvenes. La alta graduación alcohólica de las bebidas preferidas por los adolescentes, como el fernet y el vodka, dificulta la capacidad del hígado para metabolizar el alcohol, lo que puede resultar en niveles peligrosos de alcoholemia. Esto no solo incrementa el riesgo de episodios agudos, sino que también puede tener efectos devastadores en el sistema nervioso central.
### Factores que Contribuyen al Aumento del Consumo
Uno de los factores que contribuyen a esta alarmante tendencia es la permisividad de las familias. Muchos padres permiten el consumo de alcohol en sus hogares, lo que puede dar la impresión de que el consumo es aceptable. Walter Martello, defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires, ha señalado que esta tolerancia se ha intensificado desde la pandemia, donde las reuniones familiares han incluido el consumo de alcohol como una norma. Además, los eventos y fiestas clandestinas han facilitado el acceso de los menores al alcohol, exacerbando el problema.
El cambio en las preferencias de consumo también es notable. Mientras que la cerveza solía ser la bebida alcohólica más consumida entre los adolescentes, ahora se observa un aumento en la preferencia por bebidas de mayor graduación alcohólica. Este cambio se atribuye a la introducción de componentes saborizados que hacen que estas bebidas sean más atractivas para los jóvenes, lo que aumenta el riesgo de consumo excesivo.
La percepción del riesgo entre los adolescentes es alarmantemente baja. Muchos jóvenes no consideran que el consumo de alcohol, especialmente en combinación con otras sustancias, represente un peligro. Esta banalización del consumo de sustancias puede llevar a prácticas peligrosas, como mezclar alcohol con drogas sintéticas, lo que aumenta significativamente el daño potencial al cerebro y al cuerpo.
Los expertos coinciden en que es fundamental que los padres y la sociedad en general tomen medidas para abordar este problema. La educación sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol y la promoción de hábitos saludables son esenciales para cambiar la narrativa en torno al consumo de alcohol entre los jóvenes. Los padres deben ser conscientes de su papel como modelos a seguir y establecer un entorno familiar que no normalice el consumo de alcohol.
La necesidad de una revisión de las normativas que regulan la venta de alcohol a menores también es urgente. La accesibilidad a las bebidas alcohólicas, facilitada por plataformas de delivery y redes sociales, ha superado las regulaciones existentes, lo que requiere una respuesta efectiva por parte de las autoridades para proteger a los jóvenes de los riesgos asociados con el consumo de alcohol.