El Parque Nacional del Teide, ubicado en Tenerife, es uno de los destinos más emblemáticos de España y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin embargo, la belleza natural de este lugar se ve amenazada por el turismo masivo que ha proliferado en los últimos años. La situación ha generado un clamor entre los residentes locales, quienes exigen medidas urgentes para proteger su entorno. La creciente afluencia de visitantes ha llevado a un deterioro significativo del parque, lo que plantea la pregunta: ¿hasta dónde puede llegar el turismo antes de que el ecosistema se vea irreversiblemente dañado?
La historia del Teide como un lugar de tranquilidad y belleza natural contrasta con la realidad actual. Jaime Coello Bravo, director de la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, recuerda cómo, en su infancia, podía disfrutar del parque sin la presencia de otros turistas. Sin embargo, desde finales de los años 80 y, especialmente, tras la pandemia, el número de visitantes ha aumentado exponencialmente. Este incremento ha transformado el Teide en un parque temático donde los turistas no solo buscan admirar el paisaje, sino que también participan en actividades que van desde el senderismo hasta paseos en quads, lo que ha generado un impacto negativo en el medio ambiente.
### La Falta de Regulación y Control
Uno de los principales problemas que enfrenta el Parque Nacional del Teide es la falta de un plan de gestión adecuado. A pesar de que el Cabildo de Tenerife es responsable de la protección del parque, la situación actual refleja una falta de acción efectiva. Coello critica que el Plan Rector de Uso y Gestión, que debería haber sido renovado desde 2002, aún no ha sido aprobado. Este plan es crucial para establecer un régimen más restrictivo que limite el acceso de vehículos privados y promueva un sistema de transporte sostenible, similar al que se aplica en otros parques nacionales de España.
La ausencia de control ha permitido que los turistas se comporten de manera irresponsable. Escenas de coches aparcados fuera de los senderos, fogatas encendidas y la recolección de rocas y plantas son cada vez más comunes. A pesar de que estas acciones están prohibidas, la falta de vigilancia efectiva ha llevado a un deterioro del entorno natural. Coello señala que el Teide se ha convertido en un gran negocio, donde la conservación del medio ambiente ha quedado relegada a un segundo plano en favor de la rentabilidad económica.
### La Necesidad de un Cambio Inmediato
La situación actual del Teide no solo afecta a su ecosistema, sino que también pone en riesgo su estatus como Patrimonio de la Humanidad. La Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello ha hecho un llamado al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico para que intervenga y exija al Cabildo que cumpla con la normativa de la Red de Parques Nacionales. La conservación debe ser la prioridad, y es fundamental que se implementen medidas que protejan este valioso recurso natural.
El futuro del Teide depende de la capacidad de las autoridades para equilibrar el turismo con la conservación. La implementación de un sistema de acceso controlado, que limite el número de visitantes y promueva el uso de transporte sostenible, podría ser un paso en la dirección correcta. Sin embargo, esto solo será efectivo si se acompaña de una educación adecuada para los turistas sobre la importancia de preservar el entorno natural.
La comunidad local está cada vez más unida en su lucha por proteger el Teide. Las manifestaciones en contra del turismo masivo son un reflejo del deseo de los canarios de preservar su hogar. La presión social puede ser un motor de cambio, pero es esencial que las autoridades escuchen y actúen en consecuencia. La historia del Teide como un lugar de belleza natural y tranquilidad no debe convertirse en un recuerdo del pasado. La protección de este patrimonio es responsabilidad de todos, y es hora de que se tomen medidas concretas para asegurar su conservación para las futuras generaciones.