La reciente operación de lanzamiento de ayuda humanitaria sobre Gaza, llevada a cabo por España y Alemania, ha puesto de manifiesto las dificultades y críticas en torno a la efectividad de este tipo de iniciativas. A pesar de los esfuerzos, miles de camiones con suministros continúan bloqueados en las afueras del territorio, lo que ha generado un debate sobre la eficiencia de las acciones emprendidas. En los mercados locales de Gaza, se ha reportado que los paquetes de raciones lanzados en paracaídas están siendo revendidos a precios exorbitantes, lo que refleja la desesperada situación de la población. Un comerciante local relató que adquirió uno de estos lotes, que contenía galletas, café, chocolate y otros productos, y que ahora se venden a precios que alcanzan hasta 350 shéquel (aproximadamente 90 euros). Esta situación ha llevado a cuestionar la efectividad de las medidas adoptadas y la necesidad de una respuesta más coordinada y efectiva.
La situación se complica aún más con el hecho de que la mayor agencia de la ONU en la región, UNRWA, ha denunciado que 6,000 camiones de ayuda están varados en las afueras de Gaza, esperando autorización para ingresar. Philippe Lazzarini, comisionado general de UNRWA, ha expresado su frustración al señalar que, mientras se permite la realización de costosos lanzamientos aéreos, no existe la misma voluntad política para abrir los pasos fronterizos que permitirían una entrega más efectiva de ayuda. «Si existe voluntad política para permitir los lanzamientos aéreos, que son altamente costosos, insuficientes e ineficientes, debería haber una voluntad política similar para abrir los cruces de carreteras», subrayó Lazzarini.
El pasado viernes, el Ejército de España lanzó un operativo aéreo que consistió en el lanzamiento de 5,500 raciones de comida, destinadas a alimentar a unas 11,000 personas en Gaza. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha calificado la situación de «vergonzosa para toda la humanidad», advirtiendo que un número alarmante de niños y bebés están en riesgo de muerte debido a la falta de alimentos. Albares ha exigido la apertura de los pasos terrestres de manera permanente y un alto el fuego que permita la distribución masiva de ayuda. El cargamento español, que partió de la Base Aérea de Zaragoza, consistió en 12 toneladas de productos de la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID) y fue lanzado desde un avión militar A400.
Por su parte, Alemania también se ha sumado a los esfuerzos humanitarios, lanzando 14 toneladas de alimentos y suministros médicos en coordinación con la Organización Hachemí Jordana. El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, ha enfatizado la gravedad de la situación en Gaza, donde la falta de comida y medicamentos se ha convertido en una cuestión de supervivencia para muchas personas, incluidos niños.
Las críticas hacia los lanzamientos aéreos han sido contundentes. Según Lazzarini, estos son al menos 100 veces más costosos que el transporte por camiones, que pueden llevar el doble de ayuda. Durante un alto el fuego anterior, las Naciones Unidas lograron introducir entre 500 y 600 camiones diarios en Gaza, lo que permitió abastecer a la población de manera segura y digna, evitando la hambruna. Lazzarini ha insistido en que la única manera efectiva de responder a la crisis humanitaria es inundar Gaza con ayuda, lo que requiere una respuesta coordinada y efectiva de la comunidad internacional.
La discrepancia en las cifras de la ayuda lanzada también ha generado controversia. Mientras que el Ejército israelí reportó que se lanzaron 126 cajas, fuentes palestinas cifraron el total en 110. Además, el Gobierno gazatí informó que solo lograron entrar al enclave 73 camiones de ayuda ese mismo día, una cifra muy inferior a los 500-600 camiones necesarios para cubrir las necesidades mínimas de la población. Esta disparidad en los números refleja la complejidad de la situación y la urgencia de una respuesta más efectiva y coordinada.
La crisis humanitaria en Gaza es un recordatorio de la necesidad de una acción internacional más decisiva y efectiva. La comunidad global debe trabajar en conjunto para garantizar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan, y que se establezcan mecanismos que permitan una distribución eficiente y equitativa de los recursos. La situación actual no solo es una crisis humanitaria, sino también un desafío moral para la comunidad internacional, que debe actuar con urgencia y determinación para aliviar el sufrimiento de millones de personas en Gaza.