En los últimos meses, el escenario político español ha estado marcado por una serie de comparecencias judiciales y parlamentarias que han revelado una preocupante tendencia entre los altos cargos del Gobierno y del PSOE: la utilización del «no recuerdo» o «no me consta» como respuesta a preguntas clave sobre casos de corrupción y otras controversias. Esta estrategia de evasión ha generado críticas tanto de la oposición como de la ciudadanía, que cuestionan la transparencia y la responsabilidad de sus líderes.
La situación se ha vuelto especialmente notable en el contexto del caso Koldo, donde varios miembros del Gobierno han sido llamados a declarar. Pilar Sánchez Acera, exjefa de gabinete en Moncloa, sorprendió a muchos al afirmar no recordar quién le envió un correo crucial relacionado con el abogado de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Este correo, que había sido objeto de atención mediática, se convirtió en un símbolo de la falta de memoria que parece afectar a varios miembros del gabinete.
### La Estrategia del Olvido en el Caso Koldo
La comparecencia de Sánchez Acera ante el Tribunal Supremo fue solo una de las muchas en las que altos funcionarios han recurrido a la amnesia selectiva. Durante su declaración, la exjefa de gabinete no pudo identificar al periodista que le envió el correo, a pesar de que el contenido del mismo era de gran relevancia. Esta falta de claridad se ha repetido en otros testimonios, donde figuras como el presidente Pedro Sánchez han utilizado expresiones similares en más de cuarenta ocasiones durante su propia comparecencia en el Senado.
La estrategia de alegar desconocimiento no solo ha sido utilizada por Sánchez Acera. Otros altos funcionarios, como María Jesús Montero, Francina Armengol y Ángel Víctor Torres, también han mostrado una sorprendente incapacidad para recordar detalles cruciales de sus interacciones y decisiones relacionadas con el caso Koldo. Por ejemplo, Montero admitió no recordar si el empresario Víctor de Aldama estuvo presente en un evento importante, a pesar de que su presencia era ampliamente conocida.
La repetición de estas respuestas evasivas ha llevado a la oposición a acusar al Gobierno de falta de transparencia y de intentar ocultar información relevante. La situación se complica aún más cuando se presentan documentos y mensajes que contradicen las afirmaciones de los altos cargos, lo que genera dudas sobre la veracidad de sus declaraciones.
### Consecuencias de la Evasión en la Política Española
La utilización de la estrategia del olvido no solo afecta la percepción pública del Gobierno, sino que también plantea serias preguntas sobre la rendición de cuentas en la política española. La falta de respuestas claras y la evasión de preguntas directas han llevado a un clima de desconfianza entre los ciudadanos, quienes esperan que sus líderes sean responsables de sus acciones y decisiones.
La situación se ha vuelto insostenible para algunos miembros del Gobierno, quienes han visto cómo sus credibilidad se ha erosionado debido a estas tácticas. La presión de la oposición y de la sociedad civil ha llevado a algunos a reconsiderar su enfoque, aunque muchos continúan aferrándose a la estrategia del olvido, lo que podría tener repercusiones a largo plazo en su carrera política.
Además, esta tendencia no solo se limita a los altos cargos del Gobierno. La cultura de la evasión parece haberse infiltrado en todos los niveles de la administración pública, donde muchos funcionarios optan por no responder preguntas difíciles o por desviar la atención hacia otros temas. Esto crea un entorno en el que la rendición de cuentas se convierte en una excepción en lugar de la norma.
La falta de memoria selectiva también ha sido objeto de críticas en el ámbito judicial. Los jueces y fiscales que investigan estos casos se enfrentan a un desafío considerable cuando los testigos y acusados no pueden proporcionar información clara o precisa. Esto no solo retrasa los procesos judiciales, sino que también puede comprometer la integridad de las investigaciones.
La situación actual plantea un dilema para el futuro de la política española. Por un lado, la estrategia del olvido puede parecer efectiva a corto plazo, permitiendo a los altos cargos eludir la responsabilidad. Sin embargo, a largo plazo, esta táctica podría resultar perjudicial, ya que la falta de transparencia y la evasión de responsabilidades pueden llevar a un mayor descontento entre la población y a un debilitamiento de la confianza en las instituciones.
En un contexto donde la política está cada vez más polarizada, la capacidad de los líderes para ser transparentes y responsables se convierte en un factor crucial para su éxito. La ciudadanía exige un cambio en la forma en que se manejan estos casos, y la presión para que los altos cargos del Gobierno asuman la responsabilidad por sus acciones es cada vez más fuerte. La estrategia del olvido podría estar acercándose a su fin, y los líderes que no se adapten a esta nueva realidad podrían enfrentar consecuencias significativas en el futuro.
