A finales del primer semestre de 2024, un alarmante 30% de la población joven en España se encontraba en riesgo de pobreza o exclusión social, según el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España. Esta cifra, aunque ligeramente inferior a la del año anterior, refleja la persistente dificultad que enfrentan los jóvenes para acceder a una vida digna, independiente y estable. La precariedad laboral se ha convertido en una trampa que afecta a este grupo generacional, que se sitúa como el segundo más golpeado por la pobreza, solo superado por la infancia.
La situación del mercado laboral ha cambiado drásticamente en los últimos años. Tener un empleo ya no garantiza la seguridad económica. El informe revela que el 18,8% de los jóvenes con trabajo se encuentran en riesgo de pobreza, una cifra que ha aumentado en casi cinco puntos desde 2009. Esto indica que, a pesar de un contexto de crecimiento del salario mediano y una disminución del desempleo juvenil, el mercado laboral ha perdido su capacidad de protección frente a la exclusión social. La situación es aún más crítica entre los jóvenes desempleados, donde más de la mitad, un 52,1%, vive por debajo del umbral de pobreza, una cifra que duplica la media de la población general.
### La Doble Vulnerabilidad de las Mujeres Jóvenes
La pobreza afecta de manera desproporcionada a las mujeres jóvenes. La tasa de riesgo de pobreza asciende al 31,1% entre ellas, en comparación con el 28,9% de los hombres. Esta brecha se amplía aún más entre aquellos con menor nivel educativo. El informe también destaca la persistencia de una brecha salarial significativa: los hombres jóvenes ganan, de media, 1.929 euros más al año que sus compañeras, lo que equivale a más de un salario mensual. A pesar de los recientes aumentos salariales en el país, la desigualdad se mantiene y perpetúa situaciones de discriminación estructural que afectan a las mujeres en el ámbito laboral.
La incorporación tardía de los jóvenes al mercado laboral es otro factor que agrava la situación. La tasa de empleo entre los jóvenes de 16 a 29 años es 15 puntos porcentuales inferior a la de 2007. Esto implica que aquellos que se jubilen en 2065, y que solo hayan podido cotizar durante 30 años, se verán obligados a retrasar su jubilación hasta los 71 años si desean mantener su nivel de vida previo. Esta situación plantea un futuro incierto para la juventud, que se enfrenta a un ciclo de precariedad que parece no tener fin.
### Ingresos Insuficientes y el Impacto de la Educación
Durante 2024, el salario mediano juvenil experimentó un incremento del 11,4%, alcanzando los 14.046 euros anuales. Sin embargo, este aumento no ha sido suficiente para mitigar el nivel de vulnerabilidad. Un porcentaje alarmante de jóvenes, el 53,6%, no cuenta con ingresos ordinarios propios, y el 14,9% de los hogares jóvenes carecen de personas ocupadas. Esto pone de manifiesto que, a pesar de los incrementos salariales, muchos jóvenes no logran alcanzar una calidad de vida adecuada.
El riesgo de pobreza también varía según la situación laboral y la edad. Un 33,1% de los jóvenes inactivos, es decir, aquellos que ni estudian ni trabajan, se encuentran en riesgo de pobreza. Al desglosar los datos por grupos de edad, se observa que el 31,2% de los jóvenes entre 16 y 24 años está en esta situación, mientras que la cifra se reduce al 27,7% entre aquellos de 25 a 29 años. Este fenómeno afecta tanto a quienes buscan ingresar al mercado laboral como a aquellos que, por diversas razones, permanecen fuera de él.
El informe del Consejo de la Juventud de España subraya que el nivel educativo es un factor determinante en la reducción del riesgo de pobreza. A mayor formación, menor es la probabilidad de caer en situaciones de vulnerabilidad. Sin embargo, la precariedad estructural que caracteriza a la juventud española persiste, y ni siquiera el aumento en el número de títulos académicos ha logrado revertir esta tendencia. La dinámica del mercado laboral, junto con los altos precios de la vivienda, limita las posibilidades de emancipación de los jóvenes, quienes se ven atrapados en un ciclo de dependencia y precariedad.
Los avances en el ámbito laboral son insuficientes para mejorar la calidad de vida de los jóvenes en España. La combinación de un mercado laboral ineficaz, la desigualdad de género y la falta de oportunidades educativas y laborales se traduce en un panorama desolador para la juventud, que se enfrenta a un futuro incierto y lleno de desafíos.