La devastadora Dana que azotó la provincia de Valencia el 29 de octubre de 2024 dejó una huella imborrable en la región, con un saldo trágico de 224 fallecidos y daños materiales que ascienden a 17.800 millones de euros. A medida que se cumple medio año desde esta catástrofe, la recuperación económica avanza, aunque de manera desigual y con desafíos significativos que deben ser abordados para asegurar un futuro más resiliente.
**Impacto Económico y Daños Materiales**
La magnitud de los daños causados por la Dana ha sido monumental. Según un análisis realizado por la Generalitat Valenciana, el desastre afectó a 78 parques y polígonos empresariales, con más de 2.800 naves industriales severamente deterioradas, lo que representa aproximadamente el 20% del parque industrial de la provincia. Los daños en activos fijos empresariales se estiman en 11.600 millones de euros, mientras que las pérdidas de inventario alcanzan los 2.300 millones. El sector industrial y de servicios concentra el 62% de estos daños, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de la economía local ante fenómenos climáticos extremos.
El sector agrario también ha sufrido un fuerte impacto, con 1.310 empresas afectadas que reportan daños de inventario de 322 millones de euros y pérdidas en activos fijos que ascienden a 1.057 millones. Se estima que alrededor de 34.000 profesionales autónomos se vieron afectados, de los cuales más de 5.000 solicitaron el cese de actividad tras la catástrofe. Este panorama resalta la necesidad urgente de implementar medidas efectivas para la recuperación y la reconstrucción de la economía local.
**Recuperación Asimétrica y Desigual**
A pesar de los esfuerzos realizados, la recuperación en Valencia ha sido asimétrica. La Cámara de Comercio de Valencia ha llevado a cabo un estudio que revela que, aunque algunas empresas comenzaron a reanudar sus actividades un mes después del desastre, la reactivación general no comenzó hasta diciembre de 2024, y aún así, con limitaciones significativas. En la primera semana de abril de 2025, el 30% de los locales comerciales seguían inactivos, lo que indica que el ritmo de reapertura se ha ralentizado considerablemente. La Cámara estima que entre el 20% y el 25% de estos locales no volverán a abrir en el corto y medio plazo.
Los seguros han jugado un papel crucial en este proceso de recuperación. Hasta mediados de abril de 2025, se habían abonado 2.727 millones de euros por parte del Consorcio de Compensación de Seguros, de un total de daños con cobertura de 4.500 millones de euros. Sin embargo, la distribución de estos pagos ha sido desigual, con un 95% de los pagos realizados para vehículos, mientras que solo se ha atendido el 44% de los pagos en obras civiles. Esta disparidad en la compensación resalta la necesidad de una gestión más eficiente y equitativa de los recursos destinados a la recuperación.
La Generalitat Valenciana ha movilizado un total de 4.218 millones de euros en fondos públicos, mientras que el Gobierno central ha aportado 3.711 millones. Además, se han recibido 288 millones de euros en donaciones privadas, lo que ha permitido iniciar los trabajos de acondicionamiento y limpieza. Sin embargo, la recuperación de la actividad económica requiere una inversión continua y sostenida, así como una planificación adecuada para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
**Desafíos en Infraestructuras y Prevención**
Uno de los aspectos más críticos que ha surgido tras la Dana es la necesidad de mejorar las infraestructuras de la región. Un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) destaca que, tras la crisis económica de 2008, las inversiones en infraestructuras hidráulicas se redujeron drásticamente, pasando de unos 200 millones de euros anuales a menos de 50 millones. Esta falta de inversión ha impedido la construcción de obras necesarias para desviar caudales y ha deteriorado las infraestructuras existentes, lo que ha contribuido a la magnitud de los daños causados por la Dana.
La Generalitat ha designado a Francisco José Gan Pampols, un militar retirado con experiencia en misiones de paz, como vicepresidente encargado de liderar la recuperación. Su enfoque se centra en mejorar la comunicación entre las diferentes administraciones para facilitar un proceso de recuperación más ágil y efectivo. La necesidad de un enfoque coordinado es fundamental para asegurar que los recursos se utilicen de manera eficiente y que se aborden las necesidades más urgentes de la población afectada.
La recuperación de Valencia tras la Dana es un proceso complejo que requiere un esfuerzo conjunto de las administraciones públicas, el sector privado y la comunidad en general. A medida que la región avanza hacia la normalidad, es esencial aprender de esta experiencia para construir un futuro más resiliente y preparado para enfrentar los desafíos climáticos que puedan surgir en el futuro.