La salud cardiovascular de las mujeres durante el embarazo es un tema que ha cobrado relevancia en los últimos años, y no es para menos. La evaluación integral de la salud del corazón debe llevarse a cabo antes de la concepción, durante la gestación y después del parto. Esto incluye la medición de la presión arterial, glucemia, perfil lipídico y peso corporal, con el objetivo de prevenir complicaciones graves que puedan afectar tanto a la madre como al bebé. En este contexto, el próximo 8 de agosto se conmemora el Día del Corazón de Mamá, una iniciativa impulsada por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) que busca concientizar sobre la importancia de cuidar la salud cardiovascular en todas las etapas del embarazo.
La campaña #CorazónDeMamá surge como respuesta a la falta de atención que históricamente ha recibido la salud cardiovascular materna. Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta cambios significativos que pueden agravar enfermedades cardíacas preexistentes o incluso desencadenar nuevas condiciones. A pesar de que la atención médica suele centrarse en otros aspectos del embarazo, es crucial que la evaluación cardiovascular reciba la atención que merece. Según datos de la SAC, las enfermedades cardiovasculares son responsables de entre el 10% y el 15% de las muertes maternas en países de ingresos medios y altos, lo que resalta la necesidad de una mayor prevención y control.
### Cambios Fisiológicos y Riesgos Cardiovasculares Durante el Embarazo
El embarazo implica una serie de transformaciones fisiológicas que afectan el sistema cardiovascular. El aumento del volumen sanguíneo, que puede llegar hasta un 50%, junto con un mayor gasto cardíaco y frecuencia cardíaca, son adaptaciones necesarias para el desarrollo del feto. Sin embargo, estas modificaciones pueden desvelar patologías cardíacas que previamente no se habían manifestado. La doctora Lucía Kazelian, cardióloga y directora del Área Corazón y Mujer de la SAC, señala que muchas mujeres llegan a la gestación sin saber que padecen cardiopatías congénitas o adquiridas, lo que puede llevar a complicaciones graves si no se detectan a tiempo.
Entre las enfermedades cardiovasculares más comunes durante el embarazo se encuentran la hipertensión gestacional y la preeclampsia, que afectan entre el 5% y el 10% de los embarazos. Estas condiciones pueden derivar en complicaciones severas, como la eclampsia, que pone en riesgo tanto la vida de la madre como la del bebé. Además, las arritmias, que se manifiestan como palpitaciones o taquicardias, requieren una evaluación cuidadosa para diferenciar entre síntomas benignos y aquellos que pueden representar un peligro real.
La SAC ha identificado factores de riesgo críticos como la hipertensión gestacional, las cardiopatías no diagnosticadas y la insuficiencia cardíaca periparto. La detección temprana y el manejo adecuado de estas condiciones son fundamentales para reducir las complicaciones y mejorar los resultados tanto para la madre como para el feto. La doctora Verónica Lía Crosa, investigadora principal del Registro Argentino de Cardiopatías en Embarazo y Postparto (RACEP), enfatiza que el sistema cardiovascular materno debe adaptarse a un aumento significativo del volumen sanguíneo, lo que puede descompensar enfermedades preexistentes o desencadenar nuevas.
### Estrategias de Prevención y Control
La prevención de enfermedades cardiovasculares durante el embarazo requiere un enfoque integral y multidisciplinario. Es esencial que las mujeres que planean un embarazo realicen una consulta preconcepcional que incluya una evaluación del riesgo cardiovascular. Esto implica medir la presión arterial, glucemia, perfil lipídico y peso corporal, así como identificar antecedentes familiares y personales que puedan aumentar el riesgo. La atención médica no debe limitarse a la gestación, sino que debe comenzar mucho antes, asegurando que las mujeres estén informadas y preparadas para un embarazo saludable.
Los controles prenatales periódicos son cruciales para detectar de manera temprana condiciones como la hipertensión, la insuficiencia cardíaca o la preeclampsia. Además, adoptar hábitos saludables, como una alimentación equilibrada y la práctica de actividad física segura, es fundamental para el bienestar materno. En algunos casos, el tratamiento farmacológico puede ser necesario, y es vital seleccionar medicamentos que sean compatibles con la gestación.
La SAC y la FCA están trabajando para avanzar hacia un modelo asistencial que contemple la evaluación cardiovascular en todas las consultas ginecológicas, desde la adolescencia y en el primer nivel de atención. Incorporar el riesgo cardiovascular en los programas de salud reproductiva es un desafío que podría transformar el pronóstico de muchos embarazos. La campaña #CorazónDeMamá busca consolidar la salud cardiovascular como un eje fundamental en el cuidado de la maternidad, promoviendo hábitos protectores para el corazón femenino. La salud cardiovascular de la mujer no se apaga con el parto; al contrario, sigue siendo un aspecto crítico que merece atención médica continua.