La reciente partida del Papa Francisco ha dejado una profunda huella en el corazón de millones de fieles alrededor del mundo. Su médico personal, Sergio Alfieri, ha compartido detalles conmovedores sobre las últimas horas del Pontífice, revelando su deseo de permanecer en casa y su determinación de cumplir con sus responsabilidades hasta el final. Este relato no solo ofrece una visión íntima de la vida del Papa, sino que también destaca su inquebrantable espíritu y dedicación a su misión.
### La Última Visita: Un Encuentro Significativo
Sergio Alfieri, quien ha estado al lado del Papa durante su tratamiento médico, recuerda con claridad su última visita. El sábado anterior a su fallecimiento, el médico se reunió con Francisco, quien se mostraba animado y en buena forma. Alfieri trajo una tarta oscura, uno de los postres favoritos del Papa, y ambos compartieron un momento de camaradería. En ese encuentro, el Papa expresó su satisfacción y su deseo de continuar con sus actividades, incluyendo el tradicional mensaje de Pascua, el Urbi et Orbi.
A pesar de haber sido hospitalizado recientemente y de haber recibido instrucciones de convalecencia, Francisco no permitió que su salud interfiriera en su labor. Alfieri enfatiza que el regreso al trabajo fue parte de su terapia, y que el Papa nunca se expuso a un peligro inminente. En sus últimos días, Francisco se mostró decidido a cumplir con sus deberes, incluso aceptando pasear por la plaza entre la multitud, un gesto que simboliza su conexión con el pueblo.
### La Llamada de Emergencia y el Último Adiós
La situación de salud del Papa cambió drásticamente en la madrugada del día de su fallecimiento. Alfieri recibió una llamada de Massimiliano Strappetti, el enfermero personal del Papa, quien le informó que Francisco estaba gravemente enfermo y que era necesario trasladarlo al Hospital Gemelli. Sin embargo, Alfieri se dio cuenta rápidamente de que la hospitalización podría ser inútil. Al llegar a la residencia Santa Marta, encontró al Papa con los ojos abiertos, pero sin responder a estímulos.
El médico se dio cuenta de que el Pontífice estaba en coma y que no había nada más que hacer. En ese momento, Alfieri tomó la difícil decisión de no trasladarlo al hospital, ya que el Papa había expresado su deseo de morir en casa. En sus últimos momentos, rodeado de su personal médico y de sus seres queridos, Francisco falleció en un ambiente de paz y amor.
Alfieri recuerda cómo, tras la muerte del Papa, el cardenal Parolin pidió a todos que rezaran. Juntos, recitaron el rosario, un acto que simboliza la unión espiritual y el respeto hacia el Pontífice. El médico se sintió privilegiado de haber estado presente en esos momentos finales, donde pudo ofrecer una caricia como despedida.
La historia de los últimos días del Papa Francisco es un testimonio de su dedicación y amor por su misión. A pesar de los desafíos de salud que enfrentó, su deseo de estar con su pueblo y cumplir con sus responsabilidades fue inquebrantable. Alfieri, al reflexionar sobre la vida del Papa, destaca que, incluso en sus últimos momentos, Francisco mostró una claridad de propósito y un compromiso con su papel como líder espiritual.
La partida del Papa Francisco marca el fin de una era, pero su legado perdurará en los corazones de aquellos que lo conocieron y lo amaron. Su vida fue un ejemplo de servicio, humildad y amor incondicional, y su memoria seguirá inspirando a millones en todo el mundo. La historia de sus últimos momentos, contada por su médico personal, es un recordatorio de la humanidad detrás del título de Papa, un hombre que, a pesar de su posición, nunca perdió de vista lo que realmente importa: el amor y la conexión con su comunidad.