La Plaza de San Pedro se ha convertido en un mar de fieles que se congregan para rendir homenaje al Papa Francisco, quien falleció el 21 de abril a la edad de 88 años. Desde las primeras horas de la mañana, miles de personas han llegado a la emblemática plaza del Vaticano, con la esperanza de encontrar un lugar cercano a la basílica para participar en la misa funeral que se llevará a cabo a las 10:00 horas. Se estima que más de 200,000 personas asistirán a este evento significativo, que marca el final de una era en la Iglesia Católica.
La llegada de los fieles comenzó antes del amanecer, alrededor de las 6:00 horas, cuando muchos decidieron hacer fila para asegurarse un lugar privilegiado. La atmósfera es de solemnidad y respeto, con la presencia de autoridades eclesiásticas y civiles que también se han unido a la multitud. Para facilitar la transmisión del evento, se han instalado cuatro pantallas gigantes alrededor de la plaza, permitiendo que todos los asistentes puedan seguir la ceremonia, incluso aquellos que se encuentran más alejados del altar.
El funeral del Papa Francisco se enmarca dentro de los Novendiales, un periodo de luto que se observa en la Iglesia Católica tras el fallecimiento de un pontífice. Este evento es particularmente significativo, ya que se ha enfatizado que será «el funeral de un pastor, no de un soberano», según las palabras del maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, Diego Ravelli. Esta declaración subraya la intención de que la ceremonia sea un reflejo de la humildad y el servicio que caracterizaron el papado de Francisco.
A diferencia de funerales papales anteriores, el cuerpo del Papa no será expuesto en un catafalco, lo que indica un enfoque más íntimo y personal en la despedida. La misa exequial será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, y se espera que la segunda lectura sea en español, la lengua materna del fallecido pontífice, lo que añade un toque personal a la ceremonia.
La misa exequial no solo es un momento de despedida, sino también una oportunidad para que los fieles reflexionen sobre el legado del Papa Francisco. Su papado estuvo marcado por un enfoque en la justicia social, la paz y el diálogo interreligioso, temas que resonaron profundamente en su mensaje a lo largo de los años. Durante su tiempo como líder de la Iglesia Católica, Francisco se destacó por su cercanía a los más necesitados y su llamado a la acción frente a las crisis globales, como el cambio climático y la migración.
La ceremonia culminará con una procesión que llevará el féretro del Papa Francisco hacia la Basílica de Santa María La Mayor, donde será inhumado. Se anticipa que esta procesión será multitudinaria, con miles de fieles acompañando al Papa en su último viaje. La comunidad católica y el mundo en general observan con atención este evento, que no solo marca el final de un papado, sino también el inicio de un periodo de reflexión sobre el futuro de la Iglesia.
El impacto del Papa Francisco en la Iglesia Católica y en el mundo ha sido profundo. Su enfoque en la misericordia, la inclusión y la justicia social ha resonado en muchos, y su legado perdurará en las enseñanzas que dejó. A medida que los fieles se reúnen para rendir homenaje, se recuerda la importancia de su mensaje y su compromiso con los valores cristianos.
La Plaza de San Pedro, un lugar emblemático para la cristiandad, se convierte en el escenario de este emotivo adiós. La solemnidad del evento se ve reflejada en los rostros de los asistentes, que comparten un sentimiento de pérdida y gratitud por el tiempo que tuvieron con el Papa Francisco. La misa funeral no solo es un acto religioso, sino también un momento de unidad para la comunidad católica global, que se une en oración y recuerdo.
A medida que avanza la ceremonia, los fieles continúan llegando, y la plaza se llena de cantos y oraciones. La figura del Papa Francisco, que ha sido un faro de esperanza para muchos, será recordada no solo por sus enseñanzas, sino también por su capacidad de conectar con las personas en un nivel humano. Su legado vivirá en los corazones de aquellos que lo conocieron y en la historia de la Iglesia Católica, que ahora se enfrenta a un nuevo capítulo en su camino.