En un contexto de creciente tensión internacional, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha decidido endurecer su postura respecto a la situación en Gaza. Durante su intervención en la XXXVI Cumbre de la Liga de Estados Árabes, celebrada en Bagdad, Sánchez anunció que España impulsará una resolución en la ONU para que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) redoble la presión sobre el Gobierno israelí, liderado por Benjamín Netanyahu. Este movimiento se produce en un momento en que la comunidad internacional observa con preocupación el deterioro de la situación humanitaria en la región.
La declaración de Sánchez, quien calificó a Israel de «Estado genocida», ha generado reacciones tanto en el ámbito político nacional como internacional. La embajadora de España en Jerusalén fue convocada a una reunión de amonestación por parte del Gobierno israelí, lo que refleja la tensión que ha surgido a raíz de estas declaraciones. En su discurso, Sánchez enfatizó que «Palestina se desangra ante nuestros ojos» y subrayó la necesidad de un orden mundial donde prevalezca la justicia, en clara referencia a la situación actual en Gaza.
### La Respuesta Internacional y el Papel de España
La respuesta de Sánchez busca posicionar a España como un líder en la defensa de los derechos humanos en el contexto del conflicto israelo-palestino. La propuesta de que la CIJ verifique si Israel está incumpliendo sus obligaciones de derecho internacional en relación con el acceso de ayuda humanitaria a Gaza es un paso significativo que podría tener repercusiones en la política exterior española. La CIJ ya había emitido una opinión consultiva en julio, calificando de «ilegal» la presencia de Israel en territorios palestinos, lo que añade un trasfondo legal a la postura de Sánchez.
Sin embargo, esta estrategia no cuenta con el consenso total de los 27 países miembros de la Unión Europea, lo que podría limitar su efectividad. A pesar de ello, Sánchez ha logrado atraer el apoyo de algunos gobiernos de izquierda, como Irlanda y Noruega, que también han reconocido oficialmente al Estado de Palestina. Este apoyo podría ser crucial para fortalecer la posición de España en el ámbito internacional y en la UE.
La situación en Gaza ha sido descrita por Sánchez como una «masacre», y su administración ha comenzado a tomar medidas para abordar la crisis humanitaria. La presión sobre Israel se intensifica, y el Gobierno español busca crear un frente unido con otros países que comparten su preocupación por la situación en la región. La propuesta de un embargo total de armas y productos de doble uso sobre Israel, impulsada por el partido Sumar, es un ejemplo de cómo la política interna española se entrelaza con la política exterior en este contexto.
### Desafíos Internos y la Política de Defensa
El endurecimiento de la postura de Sánchez hacia Israel también se produce en un momento en que su Gobierno enfrenta críticas internas por su plan de gasto militar. La decisión de aumentar el gasto en defensa al 2% del PIB, en cumplimiento de los compromisos con la OTAN, ha generado un cisma entre los socios de la coalición gubernamental. La propuesta de alcanzar un 5% de gasto militar, como sugirió el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha sido calificada por algunos líderes políticos como «inasumible» y podría llevar a una mayor polarización en el ámbito político español.
La estrategia de Sánchez de desviar la atención de la crisis en Ucrania hacia la situación en Gaza podría ser vista como un intento de cohesionar a sus socios parlamentarios en torno a un tema que genera consenso, a pesar de las diferencias en otros asuntos. La respuesta de la comunidad internacional y la presión sobre Israel se convierten en un punto focal para el Gobierno español, que busca reafirmar su compromiso con los derechos humanos y la justicia internacional.
En este contexto, la política exterior de España se enfrenta a un delicado equilibrio entre la defensa de los derechos humanos y las realidades geopolíticas. La situación en Gaza sigue siendo un tema candente que requiere atención y acción, y la postura de Sánchez podría tener un impacto significativo en la forma en que España es percibida en el escenario internacional. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos y qué pasos tomará España en su búsqueda de una solución justa y duradera para el conflicto israelo-palestino.