El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha manifestado su intención de establecer una «agenda positiva» en las relaciones entre España y China, en un contexto marcado por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y el gigante asiático. Durante su reciente visita a Pekín, Sánchez se reunió con el presidente chino, Xi Jinping, donde enfatizó la importancia de mantener un diálogo constructivo y de confianza entre ambas naciones.
Sánchez ha subrayado que la política exterior de España no está diseñada para ir en contra de ningún país, sino que busca fomentar el entendimiento y la cooperación internacional. En su discurso, destacó que las relaciones entre España y China deben desarrollarse independientemente de las disputas arancelarias que puedan existir entre China y Estados Unidos. «No debemos permitir que las tensiones comerciales interfieran en el potencial crecimiento de nuestra relación», afirmó el presidente.
El mandatario español también hizo hincapié en la necesidad de que la Unión Europea mantenga una relación equilibrada con China, un socio histórico, y que se busquen soluciones negociadas a las diferencias existentes. En este sentido, Sánchez defendió que la política exterior de España es coherente y está alineada con la de gobiernos anteriores, lo que refuerza su compromiso con el libre comercio y el orden multilateral.
A pesar de las críticas recibidas por su viaje a China, especialmente por parte de Estados Unidos, Sánchez se mostró firme en su postura. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, había cuestionado la conveniencia del viaje en un momento de creciente tensión entre las dos potencias. Sin embargo, Sánchez aseguró que España es un actor activo en la construcción de vínculos transatlánticos y que su política exterior no está en contra de nadie, sino a favor del entendimiento entre naciones.
La visita de Sánchez a China se produce en un contexto de escalada arancelaria, donde el presidente estadounidense, Donald Trump, ha impuesto tarifas elevadas a productos chinos. A pesar de esto, Sánchez intentó no avivar las tensiones y evitó comentar sobre las relaciones entre Estados Unidos y China durante su encuentro con Xi. En su lugar, se centró en la importancia de mantener un diálogo abierto y constructivo entre España, la UE y China.
En cuanto a la reciente pausa de 90 días en la imposición de aranceles por parte de Trump, Sánchez expresó su deseo de que esta tregua sirva como una oportunidad para el diálogo y la negociación. Afirmó que España siempre adoptará una postura constructiva y que la Comisión Europea está dispuesta a dialogar con Estados Unidos para alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes. Sin embargo, también recordó que esta pausa no elimina las tarifas ya impuestas sobre el acero, el aluminio y los vehículos europeos.
Sánchez también se refirió a la necesidad de que la UE y China celebren relaciones más equilibradas, especialmente en el marco del 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas partes, que se conmemora en 2025. En este contexto, se espera que la cumbre entre la UE y China, programada para la segunda quincena de julio, sea un momento clave para avanzar en la cooperación y abordar los desafíos globales, como el cambio climático y la desigualdad.
El presidente español concluyó su intervención destacando que China es un socio esencial en la lucha contra problemas globales y que es fundamental establecer un marco de cooperación que beneficie a ambas partes. La estrategia de Sánchez parece centrarse en construir puentes y fomentar un diálogo que permita a España jugar un papel activo en el escenario internacional, a pesar de las complejidades que surgen de las relaciones entre grandes potencias como Estados Unidos y China.