El reciente cierre del centro de menores ‘Rosa Peñas’ en la pedanía murciana de Santa Cruz ha marcado un hito en la política de atención a menores en España. Esta decisión, resultado de un acuerdo entre el Gobierno de Murcia y Vox, busca implementar un modelo de acogida más familiar y adaptado a las recomendaciones de organismos internacionales como la Comisión Europea y la ONU. Este artículo explora las implicaciones de este cambio y cómo se está llevando a cabo en la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana.
**Un Cambio de Paradigma en la Acogida de Menores**
El cierre del centro ‘Rosa Peñas’ no es un hecho aislado, sino parte de un movimiento más amplio hacia un modelo de atención que prioriza el bienestar de los menores. Según el Gobierno murciano, la reubicación de los menores del centro clausurado es un paso hacia un entorno de vida que se asemeje más a un hogar familiar. Este enfoque se basa en la idea de que los menores, tanto españoles como extranjeros, se benefician de un ambiente que fomente su desarrollo emocional y social.
El nuevo modelo de acogida implica la creación de viviendas unifamiliares para grupos reducidos de menores, gestionadas por asociaciones locales. Este sistema ya ha demostrado su eficacia en otras comunidades, como Galicia, donde se han implementado con éxito hogares que ofrecen un entorno más seguro y acogedor para los jóvenes. En Murcia, el Gobierno ha comenzado a establecer centros piloto que incluyen instalaciones como piscinas y áreas de estudio, lo que refleja un compromiso con la calidad de vida de los menores.
El portavoz del Gobierno regional ha enfatizado que este cambio no significa que se deje de atender a los menores, sino que se busca mejorar la calidad de la atención. En la actualidad, la Región de Murcia cuenta con alrededor de 40 centros de protección de menores, que albergan a aproximadamente 700 niños y adolescentes. La transición hacia un modelo más familiar podría significar una mejora significativa en la calidad de vida de estos jóvenes, quienes a menudo enfrentan situaciones difíciles y vulnerables.
**Reacciones y Controversias en Torno al Cierre del Centro**
El cierre del centro ‘Rosa Peñas’ ha generado reacciones encontradas en la sociedad murciana. Mientras que algunos apoyan la medida como un avance hacia un modelo más humano y familiar, otros han expresado su preocupación por el impacto que esta decisión puede tener en los menores. Colectivos sociales han protestado contra el cierre, argumentando que la clausura de centros de acogida puede dejar a algunos menores en situaciones de desamparo o vulnerabilidad.
Vox, por su parte, ha utilizado este cierre como un ejemplo de su enfoque en la gestión de la migración irregular y ha instado a replicar este modelo en otras regiones de España. La formación política ha argumentado que el cierre de centros de menores y la implementación de pruebas de edad son medidas necesarias para abordar la situación de los menores extranjeros no acompañados (menas) en el país. Sin embargo, críticos de esta postura advierten que tales medidas pueden deshumanizar a los menores y no abordar adecuadamente sus necesidades.
El debate sobre la atención a menores en España también se ha visto influenciado por la situación de los menas en Canarias, donde se han reportado condiciones de vida inadecuadas en algunos centros. La saturación de estos centros ha llevado al Gobierno central a trasladar a algunos menores a la Península, lo que ha generado tensiones en las comunidades receptoras. En este contexto, la propuesta de un modelo de acogida más familiar en Murcia y la Comunidad Valenciana se presenta como una alternativa que busca mejorar las condiciones de vida de estos jóvenes.
La implementación de este nuevo modelo de acogida en Murcia y la Comunidad Valenciana se alinea con un enfoque más amplio en la política de protección infantil en España. A medida que el Gobierno regional avanza en la creación de viviendas unifamiliares y en la reubicación de menores, se espera que se establezcan estándares más altos para la atención y el bienestar de los jóvenes en situación de vulnerabilidad. Este cambio no solo tiene implicaciones para los menores, sino que también refleja un cambio en la percepción social sobre la atención a la infancia y la juventud en el país.
En resumen, el cierre del centro ‘Rosa Peñas’ y la transición hacia un modelo de acogida más familiar en Murcia y la Comunidad Valenciana representan un cambio significativo en la forma en que se aborda la atención a menores en España. A medida que se implementan estas reformas, será crucial monitorear su impacto en la vida de los menores y en la sociedad en general, asegurando que se priorice siempre el bienestar y la dignidad de los jóvenes en situación de vulnerabilidad.